“Estamos moralmente obligados a hacer todo lo que sabemos que es eficaz para que no se ponga en peligro la salud de nuestros feligreses”, ha dicho el prelado Douglas Crosby
Un “imperativo moral” que podría ser un requisito indispensable para oficiar la misa e impartir los sacramentos. Para el obispo Douglas Crosby, de la diócesis de Hamilton (Canadá), no hay excusa para exponerse al riesgo de contraer la Covid-19 y contagiar a los feligreses. Por ello, en una carta dirigida a los párrocos, sacerdotes, ministros pastorales y personal de las parroquias de la Diócesis, ha expresado que, aunque no exista obligatoriedad legal, sí es un imperativo a nivel moral.
Y es que, mientras la provincia de Ontario, a la que pertenece la Diócesis, avanza en la desescalada de restricciones para contener la pandemia, el prelado ha animado a “tener en cuenta las lecciones aprendidas en los pasados 18 meses y continuar asumiendo los sabios consejos de las autoridades sanitarias”.
Asimismo, Crosby ha apremiado “a todos los clérigos, ministros pastorales y miembros parroquiales a vacunarse contra la Covid-19 tan pronto como les sea posible si no lo han hecho ya”. “Si bien las vacunas no son obligatorias ahora mismo”, continúa, “el papa Francisco nos recuerda que es un imperativo moral que todos nos vacunemos para prevenir la potencial infección y difusión de la Covid-19 y sus variantes”.
Y, en este punto, ha advertido: “cualquiera que no reciba las vacunas puede verse limitado en su ministerio. Por ejemplo, es posible que no se les permita la entrada a centros de salud y escuelas”. De hecho, ha apuntado que, para que “todos los clérigos realicen sus ministerios de manera efectiva, incluida la celebración de la misa y los demás sacramentos, es imperativo que se vacunen completamente”.
Del mismo modo, ha aseverado que “los ministros y miembros del personal de la parroquia que estén completamente vacunados podrán desempeñar sus funciones respectivas de manera más eficaz, respondiendo a las necesidades del pueblo de Dios a quien sirven”. “Estamos moralmente obligados a hacer todo lo que sabemos que es eficaz para que no se ponga en peligro la salud de nuestros feligreses”, ha insistido el obispo.