El Pontífice felicitó al nuevo presidente peruano mientras que deseó a todos un sereno mes de agosto
Con el ángelus de este domingo, 1 de agosto, el papa Francisco comienza a retomar su agenda tras la pausa estival del mes de julio en el que se va recuperando de una operación en el colon y se han suspendido las audiencias públicas. En este día, junto al saludos a los fieles de diferentes agrupaciones italianas, ha querido felicitar al nuevo presidente peruano y desear un buen mes de agosto: “¡Demasiado calor, pero que sea tranquilo!”
Comentando el evangelio del día, en el que Jesús se presenta como Pan de Vida, el pontífice recomendó que “en lugar de preocuparnos sólo por el pan material que nos alimenta, acojamos a Jesús como pan de vida”. Destacó además que la gente buscaba a Jesús, “podríamos pensar que esto es algo muy bueno y, sin embargo, el Evangelio nos enseña que no basta con buscar a Dios, sino que debemos preguntarnos también por qué lo buscamos”, comentó. “Necesitamos discernir esto, entender cuáles son las motivaciones de nuestra fe, porque entre las muchas tentaciones hay una que podríamos llamar la tentación idolátrica”, advirtió.
Esta tentación, prosiguió, “es la que nos impulsa a buscar a Dios para nuestro propio interés, para resolver los problemas, para tener gracias a Él lo que no podemos obtener por nosotros mismos”. “En el centro de esta fe inmadura no está Dios, sino nuestras propias necesidades”, advirtió.
“El Señor, que actúa mucho más allá de nuestras expectativas, desea vivir con nosotros ante todo en una relación de amor. Y el verdadero amor es desinteresado, es gratuito: ¡no se ama para recibir un favor a cambio!”, añadió. Para Jesús, señaló el Papa, “la obra de Dios es acoger a quien el Padre ha enviado, es decir, a Él mismo, a Jesús. No es añadir prácticas religiosas u observar preceptos especiales; es acoger a Jesús en nuestras vidas, vivir una historia de amor con Él. Es Él quien purificará nuestra fe”. “Hay una relación con Él que va más allá de la lógica del interés y del cálculo”, añadió.
Para Francisco “una sociedad que se centra en los intereses en lugar de en las personas es una sociedad que no genera vida. La invitación del Evangelio es ésta: en lugar de preocuparnos sólo por el pan material que nos alimenta, acojamos a Jesús como pan de vida y, a partir de nuestra amistad con él, aprendamos a amarnos unos a otros. Con gratuidad y sin cálculo. Ama libremente y sin cálculos, sin utilizar a las personas, con gratuidad, con generosidad, con magnanimidad”, concluyó.