Francisco envía un mensaje al santuario mariano con motivo del Festival de la Juventud Mladifest
Poco a poco se va normalizando el papel del santuario de Medjugorje para la Santa Sede. Después de la inclusión del santuario mariano en el ‘maratón’ de rosarios del pasado mes de mayo, ahora el papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes del Festival de la Juventud (Mladifest) que se celebra durante toda esta semana. Un acontecimiento, subraya el pontífice, que “tiene el poder de ponernos en camino hacia el Señor”.
A través del evangelio del joven rico que inspira la presente edición, el Papa destaca que “Jesús le devuelve a la vida terrenal y le muestra el camino para heredar la vida eterna, es decir, el amor concreto al prójimo”. Jesús, prosigue Francisco, “reconoce el deseo de plenitud del joven en su corazón y su sana inquietud que le hace buscarla; por eso siente ternura y cariño por él”.
Pero, comenta Bergoglio, “Jesús también comprende cuál es la debilidad de su interlocutor: está demasiado apegado a los muchos bienes materiales que posee. Por eso el Señor le propone un segundo paso a dar, el de pasar de la lógica del ‘mérito’ a la del don”. “Jesús cambia la perspectiva: le invita a no pensar en asegurar la otra vida, sino a darlo todo en su vida terrenal, imitando así al Señor. Es una llamada a una mayor madurez, a pasar de los preceptos observados para obtener recompensas al amor libre y total. Jesús le pide que deje atrás todo lo que pesa en el corazón y obstaculiza el amor”, señaló.
“Si el corazón está atestado de posesiones, el Señor y el prójimo se convierten en una cosa entre otras. El tener demasiado y el querer demasiado asfixian nuestro corazón y nos hacen infelices e incapaces de amar”, advirtió el Papa. “Seguir a Cristo no es una pérdida, sino una ganancia incalculable, mientras que la renuncia se refiere al obstáculo que impide el camino”, añadió.
“Tened el valor de vivir vuestra juventud confiando en el Señor y poniéndoos en camino con él. Dejaos conquistar por su mirada de amor que nos libera de la seducción de los ídolos, de las falsas riquezas que prometen vida pero traen la muerte. No tengáis miedo de acoger la Palabra de Cristo y aceptar su llamada”, aconsejó Francisco, siguiendo el ejemplo de María. “Os encomiendo a todos a la intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre celestial, invocando la luz y la fuerza del Espíritu Santo. Que la mirada de Dios, que os ama personalmente, os acompañe cada día, para que, en vuestras relaciones con los demás, seáis testigos de la vida nueva que habéis recibido como don”, concluyó el pontífice.