El obispo de la diócesis mexicana de Tapachula (Chiapas), Jaime Calderón Calderón, informó de la presencia de miles de migrantes haitianos y cubanos en esa ciudad fronteriza, la más importante del sur de México.
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El obispo asegura que se pueden contar en decenas de miles los migrantes de estas nacionalidades que deambulan por toda la ciudad, con un alto impacto en materia de salud, seguridad, integración y situación legal.
“Y, sin embargo –lamenta– pareciera que ya no es una noticia que importe al país, sino que es un reto que debe afrontar este municipio o, en el mejor de los casos, el estado chiapaneco, de por sí ya entre los más pobres de nuestra nación”.
Pobres entre los pobres
A través de un mensaje publicado en las redes sociales de la Diócesis de Tapachula, el obispo mexicano explicó que el éxodo migratorio en la frontera sur es cada vez más complejo, ya que por muchos años quienes ingresaban al país provenían de Honduras, El Salvador y Guatemala.
“Pero actualmente se ha sumado, además, la presencia haitiana y cubana creando grandes desafíos a los tres niveles de gobierno”.
Para el obispo Jaime Calderón, el fenómeno migratorio evidencia una grave situación humana: “pobres entre los pobres“.
“Por ello, desde este rincón del mundo hacemos un llamado a tomar decisiones hacia políticas migratorias integrales con estricto apego y respeto, y no demagogias ni mucho menos posiciones ambiguas, a los derechos fundamentales de las personas”.
La ‘tercera ola’
Por otra parte, el obispo de Tapachula también se refirió a la llamada “tercera ola” de covid-19 en México: “para muchos esta pandemia ya estaba ‘domada’, pretendiendo volver a la mal llamada normalidad, lanzando al olvido que el mundo avanzaba de manera implacable hacia una economía que, utilizando los avances tecnológicos, procuraba reducir los ‘costos humanos’, y algunos pretendían hacernos creer que bastaba la libertad de mercado para que todo estuviera asegurado”.
Jaime Calderón Calderón consideró que “la tragedia global de la pandemia de la Covid-19 nos ha puesto en evidencia el profundo desequilibrio de las personas y de las comunidades. Lo cierto es que si todos no nos sentimos parte de este problema, no saldremos juntos”.