Al Vaticano le preocupa el Líbano y la desesperación de su población un año después de la explosión que devastó el puerto de Beirut, provocando más de 200 muertos, 6.500 heridos y una enorme destrucción que agravó la crisis económica y social que sufre el país.
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Retomando las palabras que dijo el Papa en la última audiencia general, cuando invitó a la comunidad internacional a ayudar a la nación árabe “con gestos concretos, no solo con palabras”, monseñor Mirosław Stanisław Wachowski, subsecretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, animó este miércoles a encontrar “una vía de salida” a la “grave crisis” que afronta el Líbano.
“Abandonado a su suerte”
“Ayudemos a su pueblo a no perder la esperanza y demos a los libaneses la posibilidad de ser protagonistas de un futuro mejor en su tierra y sin las indebidas interferencias”, pidió Wachowski en un mensaje a los participantes en la conferencia internacional de donantes para el Líbano, organizada por Francia y por la Organización de Naciones Unidas. El diplomático vaticano recordó que la historia del país de los cedros testimonia “una experiencia única del vivir juntos” que se ha consolidado a lo largo de los siglos.
Esta realidad supone un motivo más para no dejar al Líbano “abandonado a su suerte o en las redes de quien sigue sus propios intereses”. Según la información publicada por ‘L’Osservatore Romano’, el diario de la Santa Sede, Wachowski destacó que este país de Oriente Medio representa “un mensaje universal de paz y de fraternidad” para toda la región y que resulta “fundamental” que mantenga esta “vocación específica”. Para ello quienes ejercen el poder deben ponerse “al verdadero servicio de la paz”.