Mientras el recién electo presidente Pedro Castillo tiene su primer jaleo con la oposición por el cuestionado gabinete que ha nombrado, Miguel Cabrejos, presidente de la Conferencia de Obispos y arzobispo de Trujillo, ha ratificado, en una entrevista con El Comercio, el papel mediador de la Iglesia ante la polarización.
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El prelado ha dejado claro que “la Iglesia cree en la democracia, porque es el sistema que mejor tutela los derechos de los ciudadanos”, por ello “también defiende el derecho que tienen los ciudadanos al manifestarse sobre la situación que vive en el país, sin recurrir a la violencia ni física ni verbal”.
“Nosotros no podemos comprometernos con ningún partido político, lo que sí nos comprometemos siempre es con el Perú, con la sociedad y el bien común”, acotó.
Primeros consejos a Castillo
En la que sería su primera declaración pública sobre el nuevo gobierno, ha pedido a Castillo “consolidar lo logrado, no es que no se haya hecho nada, se ha hecho, pero hay que consolidar lo avanzado en los programas de vacunación y en los cuidados sanitarios”.
Además aconsejó que “todos debemos comprometernos a fortalecer el trabajo colectivo por la salud integral de nuestros pueblos, por la salud de todos”.
“Ciertamente en eso la Iglesia juega un rol importante a través de las obras de labor social. Debemos seguir avanzando construyendo, sobre todo para los más pobres, las mujeres y los niños”, señaló.
También ha dicho: “El que ama más su sueño político más que a la patria misma va a terminar destruyéndola, ama su opción personal más que el bien común”.
De allí una recomendación directa al político izquierdista: “Crear puentes sinceros de fraternidad y solidaridad. Debemos construir no destruir”.
Puentes de diálogo
Por otra parte, ha hecho un llamado a todos los políticos del Perú a la unidad nacional, por lo que deben acabar con las rencillas políticas, que lleve a los caminos de la reconciliación y “continuar con la lucha contra la pandemia”.
En tanto “la Iglesia siempre buscará construir, será promotora de encuentro, de diálogo, para buscar soluciones que logren un progreso integral, no solo individual.
En definitiva –reitera Cabrejos– la Iglesia jamás va a renunciar a ser puente, a servir de diálogo sea la situación que sea. En eso está nuestra función, nuestro rol. El servicio a la dignidad humana.
Foto: Celam