El cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, presidió la celebración de San Cayetano, el patrono del pan y del trabajo
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, celebró hoy la misa central de la fiesta en la que se venera al protector del trabajo y del pan, San Cayetano. Aludió a las lecturas de la misa, en la que Jesús alaba al Padre y revela la elección de sus verdaderos compañeros de camino: los pequeños, los pobres y humildes, los más olvidados, despreciados y marginados, los que no cuentan.
Afirmó que las palabras de Jesús adquieren una proyección insospechable en el santuario del santo. El niño Jesús, en brazos de san Cayetano, sigue diciendo: “Vengan a mí” los que están desesperanzados, los que salen a buscar trabajo, los que golpearon puertas que no se abrieron, los que no encuentran sentido para seguir luchando.
También mencionó a los que temen por su salud, a los defraudados por promesas incumplidas, a los mayores que se sienten marginados, excluidos y olvidados, a los que están solos y enfermos, a los jóvenes decepcionados. A todos ellos, les aseguró que “el Jesús que predica San Cayetano siempre tiene una palabra de aliento y alivio, para que los devotos vuelvan consolados a sus casas, a lo cotidiano, con la certeza de que Dios no se olvida de sus amigos”.
Mario Poli señaló que la oración de los peregrinos se eleva con un sentimiento común por la Patria que soñamos y que alimenta la certeza de un destino más digno para todos.
El cardenal dijo que conmueve la solidaridad de los devotos que, en el tiempo de pandemia, no dejaron de enviar alimentos y abrigo para los necesitados. Las visitas al santo, en momentos tan difíciles, fueron un testimonio de fidelidad a Dios y de gratitud a San Cayetano por las gracias recibidas.
El Santuario es un espacio de gracia; el lugar elegido por el pueblo “donde se trazan puentes cordiales entre los que comparten sus bienes, porque aun en su estrechez e indigencia, piensan en los que menos tienen”, aseveró.
Finalmente, el arzobispo elevó la oración a San Cayetano. “Con corazón agradecido te pedimos paz, salud y trabajo”, según el lema elegido por la organización para esta fecha y reflejan los deseos del pueblo trabajador y creyente, que desea salir de la pandemia.
“Pedimos paz porque quien la procura «está sembrando la paz y su fruto es la justicia» (Santiago 3,19)”, expresó el cardenal. Agregó: “Pedimos salud para seguir construyendo una patria de hermanos”, acompañando el sueño del Papa Francisco que nos invita a un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social. Y, como «no existe peor pobreza como aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo» (Fratelli Tutti 162), el Cardenal pidió al santo que interceda ante Dios “para que no falte lo que sostiene a nuestras familias, nos dignifica y es causa de alegría para todos”, el trabajo.