El párroco decidió salvar el Santísimo y la Santa Cruz del templo y, con permiso de los bomberos, rezó ante el templo mientras las llamas amenazaban con destruirlo
A dos metros de la Iglesia. Ahí se frenó el fuego que amenazó con destruir la parroquia de la localidad madrileña de Batres. Un incendio que ha calcinado más de 200 hectáreas. “Fueron momentos difíciles”, admite Juan Manuel Vivar, párroco del pueblo, que se mantuvo en todo momento apegado al templo. “En cuanto surgió el fuego, salimos a la calle para ver cómo podíamos ayudar”, relata a Telemadrid el presbítero, que expone cómo los vecinos “luchamos echando agua hasta que nos pidieron que evacuáramos a la gente por la única salida que había, el Camino de Serranillos”. Fue entonces cuando todos se pusieron manos a la obra para salvar a las personas mayores y de movilidad reducida.
Mientras tanto, las llamas asediaban a la iglesia. “Los héroes han sido los bomberos, la guardia civil y todos los batreños”, apunta el sacerdote. “Cuando los bomberos me dijeron que no podía hacer nada más, saqué el Santísimo y la Santa Cruz”, expone Vivar, que se resistía a abandonar la zona. Con el permiso de las fuerzas de seguridad, permaneció junto a ellos al pie de la parroquia, abrazado al crucifijo, del siglo XVI, y todo un símbolo para Batres.
“Sentía una fuerza muy grande que me invitaba a quedarme. La Santa Cruz es nuestra patrona y ya no quedaba otra cosa más que rezar junto a ella”, apostilla. Y la espera mereció la pena. El fuego se detuvo literalmente a las puertas de la Iglesia. Ni un daño en el templo. Nadie en el pie lo se lo explica. “Yo solo puedo decir que la cruz ha sido vinculo de unión para todo el pueblo a lo largo de la historia y ahora también. En torno a ella, se han bautizado, casado y también despedido todos los batreños”, detalla el párroco: “Es el centro donde nos reunimos todos”.