Manos Unidas ya trabaja sobre el terreno para salir al rescate del terremoto de magnitud 7,2 que ha azotado que ya se ha cobrado la vida de 1.400 personas, ha dejado más de 7.000 heridos y ha acrecentado el caos en el país más pobre de América.
- El Podcast de Vida Nueva: Diez años de la JMJ de Madrid
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Nuestros socios están evaluando qué tipo de kits de emergencia serán más necesarios y nos harán saber sus necesidades una vez decidan cuál es la mejor manera de proceder”, expone Lucas Bolado, coordinador de proyectos en Haití de la ong para el desarrollo de la Iglesia católica, sabedor de que en estos primeros faltan bienes de primera necesidad, como agua, productos de higiene, comida o medicamentos.
En esta misma línea se pronuncia Encarni Escobar, del Departamento de Proyectos de Manos Unidas: “El terremoto ha sembrado el caos y la destrucción en la región sur del país. Para dar respuesta a esta situación, nuestra ONG trabaja en estos momentos junto a sus socios en la zona para identificar las necesidades más inminentes de la población afectada”.
Presencia permanente
Es precisamente esa labor mano a mano con quienes conocen sobre el terreno y permanecen en el país a pesar de las dificultades lo que permite que la acción de Manos Unidas sea verdaderamente incisiva y efectiva en el tiempo, más allá de las colaboraciones puntuales que surgen a raíz de una catástrofe. De ahí que Escobar incida en la necesidad de una ayuda preventiva y continuada: “Hay situaciones en las que la ayuda y la asistencia humanitaria son fundamentales para evitar tragedias mucho más graves entre los colectivos de población más desfavorecidos”.
“Hay ocasiones –completa Escobar- que requieren que parte de los fondos se dediquen a atender situaciones críticas para las que los socios locales piden una ayuda inmediata para poder acudir en auxilio de las personas más perjudicadas”.