La llegada de los talibanes a Kabul y el fin de una era en Afganistán va a marcar el destino de las familias cristianas que tengan que seguir en el país. Las entidades de apoyo a los cristianos perseguidos, que llevaban trabajando las últimas décadas en el país oriental, son muy conscientes de ello.
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Corazones rotos
En declaraciones a la agencia italiana SIR, el responsable del trabajo en Asia de la asociación internacional Open Doors –que ni siquiera puede decir públicamente su nombre–, ha señalado que “es un día angustioso para Afganistán y un momento muy peligroso para ser cristiano. Es una situación incierta para todo el país, no sólo para los creyentes ocultos. Nuestros corazones están rotos. Sabíamos que esto podía ocurrir. No nos sorprende, pero esto no disminuye el dolor”.
Open Doors, literalmente “Abriendo puertas”, es una entidad de ayuda y apoyo a los cristianos perseguidos a causa de su fe. En un comunicado, describen que en Kabul hay “caos en las calles, afganos haciendo cola en los bancos en un intento desesperado de retirar sus ahorros y abarrotando el aeropuerto de Kabul para huir del país”. La huida, con visado o de forma improvisada es una constante a pesar de que los “talibanes prometen un enfoque más moderno de la gobernanza, aunque sigue existiendo el temor de que impongan la sharia (ley islámica) en los próximos días”, señalan desde la asociación.
Campaña de oración
Para el responsable, “los creyentes ocultos en Afganistán son especialmente vulnerables. Antes del control talibán, ya tenían grandes dificultades para vivir su fe, ya que tenían que mantenerla en secreto ante sus familias por miedo a ser acosados o, peor aún, asesinados. Ahora que los talibanes están en el poder, su vulnerabilidad se multiplica por diez”, alerta. “Se hace humanamente imposible ser un seguidor de Jesús en este país. Estamos monitoreando la situación, pero es el momento de pedirle a Dios que tenga misericordia no sólo de su pueblo, sino de todo este país”, reclama ya que Afganistán ocupa el segundo lugar en la Lista de Vigilancia Mundial elaborada por la entidad.
Por ello, Open Doors ha lanzado una campaña de oración “por los grupos de creyentes que se esconden en este país: están aterrorizados por estos acontecimientos, no saben en quién confiar”, así como “por los que huyen: una nueva oleada de desplazados internos y refugiados invadirá los países vecinos, Oriente Medio y más allá”. La entidad pide rezar “por las mujeres afganas, aterrorizadas por el regreso del régimen talibán: muchas temen que se les prive de la oportunidad de educarse. Además, quienes han participado en la educación en los últimos años pueden correr el riesgo de sufrir represalias”, así como por los enfermos y para que no se cumplan las expectativas de que Afganistán sea de nuevo “un centro de reclutamiento y entrenamiento para una nueva generación de terroristas”.