Pese a la conquista de Kabul por parte de los talibanes, el misionero barnabita italiano Giovanni Scalese se resiste a abandonar la nación centroasiática, donde vivía un centenar de fieles
Va a ser un cumpleaños peculiar para Giovanni Scalese. El único sacerdote católico que queda en Afganistán cumple hoy 66 años mientras sus feligreses tratan de escapar del país centroasiático después de que los talibanes conquistaran su capital, Kabul, el pasado domingo.
El religioso barnabita italiano, que desarrolló parte de su ministerio en Bolonia, reafirmó en declaraciones al diario ‘Corriere di Bologna’ la petición lanzada unos días antes en Radio Vaticana: “Rezad por Afganistán”. Lo mismo pidió repetidamente antes de que se confirmara la caída de la capital afgana, asegurando que estaba viviendo “días de gran aprensión a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos”.
El cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, confirmó en declaraciones a ’12 Porte’, el semanario de la archidiócesis italiana, que el religioso barnabita no había abandonado todavía Kabul. “Nos ha invitado a la oración. Dada la situación, se teme por el futuro de la minúscula presencia cristiana. El cardenal arzobispo ha enviado un mensaje al padre Scalese con la solidaridad y la cercanía de la arquidiócesis de Bolonia”, informó 12 Porte.
Scalese reside en el país centroasiático desde comienzos de 2015 tras ser nombrado por el papa Francisco superior de la ‘missio sui iuris’ de Afganistán, que está al frente de la pequeña comunidad católica local, formada por un centenar de extranjeros, en su mayoría diplomáticos, militares, cooperantes y trabajadores internacionales. También existe en territorio afgano una comunidad de las misioneras de la Caridad de la madre Teresa de Calcuta y otra de la Asociación Inter-Congregacional Pro Bambini de Kabul.
Aunque sus feligreses están en su mayoría siendo repatriados por sus países de origen, el sacerdote italiano por el momento no tiene intención de irse, según informó el superior general de los barnabitas, Francisco Silva. “Está sirviendo a la pequeña comunidad cristiana que permanece allí. Está tranquilo, sereno, aunque sabe que corre peligro”, comentó Silva.
El pasado mes de abril Scalese ya advirtió de la situación que podía darse en Afganistán tras la retirada de las tropas estadounidenses y de otros países de la OTAN. Se trataba de una situación que “pone en riesgo la seguridad del país”, según vaticinó en declaraciones a Sir, la agencia de noticias del episcopado italiano.