Dacia Maraini no esconde un cierto orgullo al asegurar que ha contribuido “a dar a conocer a sor Juana de la Cruz en Italia”. La máxima exponente del feminismo histórico escribió ‘Suor Juana: un ritratto documentato e coinvolgente della monaca e intellettuale messicana del XVII secolo’. Representada en varios países, el texto es un referente para comprender la genialidad de Juana y lo revolucionario de su obra.
PREGUNTA.- ¿Qué le impulsó a interesarse por esta religiosa conocida, sobre todo, en América Latina?
RESPUESTA.- Me contó su historia Prudencia Molero, una actriz argentina con la que trabajé en el teatro feminista de La Maddalena, en Roma. Sus historias me fascinaban y me parecía increíble que Juana fuera una desconocida en Italia. Por eso decidí averiguar más, porque siempre he sentido un gran interés por las místicas como Santa Clara de Asís, a quien dediqué una novela, o Santa Catalina de Siena, sobre quien escribí un texto teatral.
P.- ¿Por qué este interés?
R.- Antes las religiosas tenían una gran cultura y se retiraban a un convento para escapar de matrimonios concertados y tener la oportunidad de seguir con sus estudios, libres de la obligación de tener hijos. Aunque se mantengan ocultas o no se tomen en consideración, han dejado su huella en la Historia del pensamiento.
P.- ¿Cómo se documentó sobre sor Juana?
R.- He leído todas las publicaciones posibles sobre ella. Hace 40 años eran casi exclusivamente en español, ya que Juana era poco conocida fuera de Latinoamérica donde se estudia en las escuelas.
P.- Pero, ¿por qué Occidente ha ignorado a una figura religiosa e intelectual tan importante?
R.- Las mujeres demasiado avanzadas, las de pensamiento libre y moderno, se dejan en la sombra. No es un destino, sino una voluntad histórica recurrente. Olympe de Gouges, dramaturga y activista durante la Revolución Francesa, fue guillotinada porque abogaba por la igualdad entre los sexos adelantándose al feminismo.
P.- ¿Sor Juana era una proto-feminista?
R.- No hay duda. Se construyó una cultura extraordinaria a través del estudio. Escribió magníficos poemas, fue un genio de las matemáticas y aprendió el idioma de los indígenas para acercar el teatro al pueblo. Su sabiduría fue objeto de interés por parte de escritores, filósofos y teólogos de la época. Y se enfrentó a todos. Escribió a favor del libre albedrío y defendió los derechos de las mujeres. Pagó su valentía de pensamiento con la renuncia a la actividad intelectual, impuesta por los líderes de la Iglesia.
P.- Desde su mirada de no creyente, ¿cree que la Iglesia ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de las mujeres?
R.- Ha habido algunos avances y hoy el clero cuenta con opiniones abiertas, pero aún queda un largo camino por recorrer. Las religiosas siguen sin ser escuchadas y son los hombres los que deciden. El Papa Francisco está intentando cambiar las cosas, pero se encuentra ante un mundo cerrado plagado de enemigos.
P.- ¿Ha representado la obra sobre la hermana Juana con religiosas entre el público?
R.- Sí. Muchas no conocían al personaje y les entusiasmó. Entendieron a Juana, comprendieron su postura y la consideran un referente en materia de libertad, autonomía y valor. Me llamó la atención las religiosas que, hoy en día, entran en el convento por decisión propia.
P.- ¿Hay alguna lección de sor Juana para las mujeres de hoy?
R.- La certeza de que la cultura, el arte y la poesía son herramientas fundamentales para la emancipación.
P.- ¿A usted qué le aportó conocer a esta extraordinaria mística e intelectual del siglo XVII?
R.- Me ha reafirmado en un pensamiento: incluso en los momentos más difíciles, las mujeres no se desaniman, sino que siguen luchando. En la historia no solo hay víctimas, también hay muchas rebeldes.
*Entrevista original publicado en el número de julio de 2021 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva