México

Nuevo rector de la Universidad Pontificia de México advierte del peligro de no invertir en la educación en la fe

El sacerdote doctor Alberto Anguiano urgió a promover un catolicismo pensante y socialmente comprometido desde las aulas





El nuevo rector de la Universidad Pontificia de México (UPM), el presbítero doctor Alberto Anguiano García, tomó posesión del cargo e inauguró el ciclo académico 2021-2022. Esto ocurrió  el pasado 16 de agosto en presencia del cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo Primado de México y Gran Canciller de la universidad de los obispos mexicanos.



Anguiano García sustituye al presbítero doctor Mario Ángel Flores Ramos, quien estuvo nueve años al frente de ese centro de estudios. En su último mensaje como rector, Flores Ramos deseó lo mejor al sacerdote Anguiano y a todo su equipo de trabajo, y elevó una oración por todos los maestros y alumnos que cursarán el nuevo ciclo académico.

Dos pandemias que no deben impedir la misión

En su primer mensaje como rector, Anguiano García lamentó que el año académico dé inicio en medio de una virulenta tercera ola de contagios de Covid-19, pero también “en medio de una segunda epidemia, que desde hace más de 15 años afecta a los mexicanos, y consiste en esa ola de violencia, aún más letal que el coronavirus”.

En este contexto, aseguró que si bien debido a la crisis sanitaria no es posible congregarse en este momento, “esto no puede impedir que nos dediquemos a la construcción de esa identidad común, de ese nosotros cuya mirada no debe enfocarse mezquinamente en las letras de los libros para despreocuparse de la casa de todos”.

Dijo sentirse orgulloso de pertenecer y ser parte de esa comunidad educativa desde 1992, institución que –dijo–  debe seguir transitando con paso firme “hacia una operación académica y administrativa que dependa cada vez menos de los carismas subjetivos y cada vez más de criterios objetivos que trasciendan a las personas y sus habilidades”.

“No se trata ni de ti, ni de mí, sino de un nosotros. Hemos de esmerarnos por labrar una mentalidad corporativa, comprometida con el interés común de esta universidad. La improvisación y la ocurrencia provocan emergencias que deben ser superadas con una previsión inteligente que pueda garantizar el indispensable desarrollo organizacional de una entidad colectiva”.

Urge un catolicismo pensante

Al referirse al proyecto educativo para la UPM, señaló que apostará “por un proyecto educativo en el que las facultades eclesiásticas no subsistan como parásitos, al margen de la investigación universitaria y a expensas de las rentas de las facultades civiles”.

Anguiano advirtió que “todo esfuerzo y todo peso que no se invierta en la educación de la fe, se convertirá en un grave peso para la Iglesia y para la sociedad del futuro… Urge promover un catolicismo pensante y socialmente comprometido”.

Al hablar de las propuestas académicas recordó que éstas no se reducen a sus tres facultades eclesiásticas y el Instituto de Ciencias Religiosas, sino que también cuenta con una facultad civil, en cuyos orígenes se encuentra la carrera de Derecho, una especialidad en Derechos Humanos, otra en Educación en la fe, una maestría en Teología y psicodinámica de la familia y otra maestría en Arte Sacro.

Incidir y transformar las realidades sociales

El nuevo rector destacó la importancia del Departamento de Extensión Universitaria,  que concretiza la conciencia de la UPM de ampliar su propuesta educativa por medio de una amplia y variada oferta de cursos y diplomados, muchos de los cuales se ofrecen en la modalidad de enseñanza a distancia.

Llamó a concretizar el carácter nacional con el que la universidad fue fundada, asumiendo el compromiso de incidir y transformar las realidades sociales, “como de hecho ya lo intenta a través del Centro de Protección de Menores, el Centro de Estudios de Familia, Bioética y Sociedad, así como el Centro de Escucha Ruaj”.

Al referirse a la Facultad de Ciencias Humanidades y al Departamento de Extensión Universitaria –dijo- que éstas deben crecer a partir del “deseo misionero de enriquecer a la sociedad con el tesoro de la sabiduría cristiana, así como por el propósito de abrirnos al diálogo con todo lo que hay de genuino, valioso y auténticamente humano en otras culturas y religiones”.

“Ahora que iniciamos, en su nombre (Dios) una nueva etapa de labores, Él nos conceda el conocimiento correcto para hacernos amigos de la sabiduría y para que también en su nombre, pensemos, amemos y trabajemos por el bien de todos y de nuestra casa común. Provechoso y bendecido año escolar para todos”, concluyó su mensaje.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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