A una semana del regreso a clases presenciales determinado por el gobierno federal, la Iglesia en México convoca a la comunidad educativa a priorizar la organización, así como el diálogo sereno y propositivo
Para el próximo lunes 30 de agosto se espera el regreso a clases de manera presencial de los alumnos de educación básica en México. Esto ha generado discusión en los diferentes sectores de la población debido a que la pandemia del Covid-19 ha registrado aumento en los contagios. En ese contexto, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió este lunes 23 de agosto el mensaje denominado “Discernir con prudencia y pasión por la educación”, dirigido a la comunidad educativa del país.
En su mensaje, la CEM urge, en primer lugar, a la comunidad escolar y a la sociedad en general a que se organicen a fin de garantizar un adecuado regreso presencial en las escuelas, el cual debe contemplar las medidas de higiene para evitar más contagios.
También hace un llamado a vacunarse, en el entendido de que se trata de “un acto de amor y cuidado hacia uno mismo y hacia los otros”, como ha dicho el papa Francisco.
Y a propósito del debate que se ha generado en el país en torno a si las condiciones están dadas para el regreso presencial a las aulas, los obispos apelan a una buena organización, al diálogo sereno y propositivo, y a la generosidad de todos.
No obstante, dejaron en claro que ’nadie está obligado a lo imposible’, por lo que, si no es posible tener un regreso presencial seguro, “centremos nuestras prioridades en articular solidaridades para hacerlo a su tiempo, de acuerdo a las propias circunstancias y posibilidades”.
Para el episcopado mexicano esta coyuntura es una oportunidad también para hacer emerger la amistad social: “Despertemos la compasión frente a las necesidades y límites de nuestros hermanos, y convirtámonos en transmisores de la misericordia del Dios, que es Amor… busquemos ser buenos samaritanos, capaces de ayudar y servir”.
Tras pedir una atención integral para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes estudiantes, la CEM destacó la importancia de ayudarles a recuperar sus espacios educativos, en donde puedan convivir seguros, aprendiendo a vivir estos nuevos tiempos a conciencia, con métodos y contenidos educativos propios.
“Ningún niño debe continuar aislado o descuidado en su educación. Debemos salir, todos, a buscar a aquellos que ya han desertado de sus estudios. También es urgente velar por el cuidado, la capacitación y atención de nuestros maestros y padres de familia”, agregaron.
Los obispos le recordaron a la autoridad civil que ella es la responsable de proveer de políticas públicas, recursos y gestiones competentes para la correcta respuesta frente a este momento histórico, mientras que a las instituciones educativas, públicas y privadas, así como a las escuelas particulares fundadas y administradas por comunidades religiosas o diocesanas, les toca mirar con generosidad y confianza el futuro.
También hicieron un llamado a los sacerdotes, religiosos y laicos a apoyar con generosidad los esfuerzos de las familias, promoviendo acciones de regularización y promoción educativa.
A los padres y madres de familia, abuelos y cuidadores, el episcopado los exhortó a desarrollar condiciones de confianza, prudencia, de paz y verdadero desarrollo humano. ‘La paciencia todo lo alcanza’. “Pidamos a Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, interceda por nosotros ante su Hijo”.
Los obispos concluyeron su mensaje asegurando que la educación debe ser la principal tarea de nuestro proyecto de nación. “Sólo con un compromiso serio, decidido y generoso, seremos capaces de velar por el bien presente y futuro de nuestra niñez.
En este sentido, pidieron a la sociedad en general (autoridades civiles, industriales, empresarios, líderes sociales, sindicatos, comerciantes, agentes de la cultura, el arte y el deporte), “desatar un verdadero Pacto Educativo local, como nos lo pide el papa Francisco, que se construya a través de obras y no de palabras o discursos”.