El Director de la misión en Chile del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Alfredo Zamudio, llegó a Santiago para iniciar el apoyo de ese instituto noruego en el actual conflicto que se vive en La Araucanía. A su arribo, debido a las normas sanitarias debió permanecer 10 días en cuarentena.
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Una vez cumplida, la primera gestión realizada por Zamudio fue una entrevista con el presidente Sebastián Piñera, que tuvo lugar en la mañana del jueves 19 en La Moneda, y en la que participaron también el ministro Secretario General de Gobierno, Jaime Bellolio, y la ministra de Desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar.
Después de esa entrevista, Zamudio se dirigió a la sede donde trabaja la Convención Constitucional para exponer su labor ante la comisión de Comunicaciones de ese organismo.
Luego Zamudio viajó a Temuco, capital de La Araucanía, donde se reunió con autoridades locales y especialmente con quienes hicieron la invitación al Centro Nansen: el obispo de Temuco, Héctor Vargas, y los rectores de todas las universidades con sede en la Región.
Gravedad creciente
Esa invitación se hizo pública el 27 de julio a través de una declaración del obispo Vargas y los rectores. En ella describen los hechos que les llevan a considerar que la situación en la región es de gravedad creciente. Anuncian que han pedido al Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, de Noruega, que acepte participar con su experiencia en un proceso para reconstruir las relaciones entre los diversos sectores sociales de La Araucanía. Con la aceptación del Centro Nansen llegó también la designación de Alfredo Zamudio, chileno-noruego, como director de la misión, quien llegaría al país.
En la sede de la Universidad Católica de Temuco, luego del encuentro del director Zamudio con sus anfitriones dijo estar muy agradecido de la invitación de los rectores y de la confianza puesta en las capacidades del Centro. “La invitación es para todos y todas. Es para la región, el país, para todos los componentes del Estado, a todo el pueblo Mapuche, a las instituciones y líderes tradicionales, religiosos, políticos. El diálogo es para todos y es un proceso que empieza con esta inducción”, agregó Zamudio.
La rectora de la Universidad Santo Tomás, Rosemarie Junge, dijo que “estamos convencidos que a través del diálogo podemos reconstruir y crear confianzas; ellos (el Centro Nansen) aceptaron y están aquí. Ya sostuvimos varias reuniones de coordinación”.
El Rector de la Universidad Católica de Temuco, Aliro Bórquez, por su parte, agregó que “iniciamos una primera aproximación de planificación para este proceso de inducción al diálogo que busca enseñar cómo poder dialogar. Para esto, estamos comprometidas las siete universidades que hicimos este llamado al Centro Nansen e iniciamos simultáneamente varios procesos de inducción a los que vamos a comprometer a personas de la sociedad civil, así como a nuestras comunidades universitarias”.
Un caminar titubeante
“Las soluciones para los problemas actuales y del futuro, requieren de la amplia e inclusiva participación de todos y todas en La Araucanía y el país, en un diálogo sin exclusiones, para responder plenamente a las necesidades y derechos de la diversidad de su gente”, expresaron el obispo y los rectores en su declaración.
“Los pueblos (indígenas) desde hace tiempo anhelan la acogida definitiva de temas que son fundamentales en cuanto reconocimiento, trato y reparación; algunos de ellos prometidos hace años, otros en proyectos de ley que esperan en el Congreso, otros suscritos por Chile en tratados internacionales, etc. Muchos se preguntan por qué no se concretizan”, afirmó el obispo de Temuco, Héctor Vargas, entrevistado por el Diario Austral, de su diócesis, en junio pasado, como informó Vida Nueva en esa ocasión.
En esa misma entrevista agregó: “Me parece que, a lo largo de la historia, la relación con estos pueblos no ha logrado estar a la altura que exige este enorme desafío. Un caminar titubeante fruto quizás de una política de indecisiones, generando una deuda con muchas heridas y dolorosas consecuencias, no sólo para el mundo indígena”.
Vargas conoce bien esa historia ya que, además de su cercanía con el pueblo mapuche del que es obispo, el año 2015, a solicitud de la Presidenta Bachelet, presidió la Comisión Asesora Presidencial para La Araucanía que entregó un informe con 70 propuestas, en enero del 2017.
Esa situación tiene una dolorosa expresión en acciones de violencia: quema de camiones y maquinaria de empresas forestales, resistencia armada a intervención de la policía, entre otras, muchas veces dejando muertos y heridos. El recrudecimiento del conflicto en la llamada Macrozona Sur, que abarca La Araucanía y parte de las regiones limítrofes, ha provocado 866 hechos de violencia en el primer semestre de este año, lo que significa un incremento del 94% respecto al año pasado. Este incremento suscitó que tanto desde la sociedad civil como los senadores de la zona apoyaron la petición al organismo noruego. Al menos desde 2020, el Centro Nansen ha estado en contacto directo con autoridades locales, agricultores y comunidades.
Ni negociación ni mediación
Zamudio, en su presentación a los medios de comunicación, aludió a esos hechos: “Nuestra impresión es que hay una gran necesidad, pero también un gran interés por hacer algo constructivo y colaborativo para empezar este proceso que se inicia con la inducción al diálogo. Luego, viene el proceso de planificar cómo hacerlo, qué tipo de conversaciones se pueden organizar, a quiénes invitar, etc. En lo general, sentimos una positiva bienvenida de muchas instituciones en la región y la necesidad de hacer un proceso de diálogo enfatizando que no sea una negociación ni una mediación”.
Consultado respecto a grupos de la sociedad que están reacios a participar en este proceso, Zamudio dijo que “las confianzas no se consiguen en forma instantánea, por eso se debe ir un paso a la vez, aclarando dudas, estar dispuesto a sostener conversaciones difíciles, incómodas, donde quienes estén participando tengan muchas dudas, mucho recelo. (…) las soluciones para cada uno son distintas, entonces lo que un proceso de diálogo busca es tratar de crear los espacios y las confianzas para invitar a las conversaciones donde se ofrecen las ideas, los cambios que se buscan y se tienen las conversaciones difíciles, y tal vez se identifiquen las posibilidades. No es rápido, pero es posible y es necesario”.
Zamudio precisó que “esto es un proceso de diálogo que empieza en algún punto, pero con todo el respeto que se merece a la complejidad de esta situación. No hay soluciones fáciles, no hay soluciones inmediatas, es un proceso donde uno empieza a tratar de encontrar a quienes desean conversar, cómo desean conversar, sobre qué temas desean conversar y en ese punto nos encontramos”.
El director de la misión Chile del Centro Nansen explicó que en todo tipo de situación donde hay un quiebre, una fragmentación de la confianza, es necesario tener la presencia de tres pilares importantes: la capacidad, tener instituciones y personas que deseen apostar al diálogo; segundo pilar, conocimientos, saber qué se puede hacer y con quiénes se puede hacer; y el tercer pilar es la voluntad política. “Utilizando la enorme capacidad de las Universidades de la región, hemos acordado que iniciaremos el trabajo organizando una inducción intensiva en los conocimientos esenciales para el diálogo”, afirmó Zamudio.
Puro colonialismo
El diario La Tercera consigna dos reacciones de dirigentes mapuche. La de Aucán Huilcamán, del Consejo de Todas las Tierras: “cualquier mediación externa debe ser convenida entre las partes, es decir, convenida y consentida de manera previa con el pueblo mapuche y sus organizaciones, en este caso ha sucedido todo lo contrario”. Agrega la información que Huilcamán considera que la iniciativa “es muy legítima, sin embargo, en su esencia constituye el más puro colonialismo. Además, tiene un carácter arbitrario, unilateral”.
Además, el diario informa que el 17 de agosto la Alianza Territorial Mapuche, organización radical que se ha adjudicado atentados en la zona, rechazó el proceso a través de un comunicado. “La presencia de Nansen y sus cordiales emisarios puede terminar en que hubo un supuesto diálogo con un buen manejo de medios de comunicación para que parezca real, auspiciado por algo de dinero que compró a una masa crítica y que los que no se sumen a las conclusiones predefinidas serán aislados, identificados como terroristas, violentos, enemigos del progreso”, señala el comunicado, informa La Tercera.
El director de la misión de Nansen en Chile, Alfredo Zamudio, expresó que “nosotros no somos mediadores, no estamos interviniendo, solamente venimos a apoyar. Nosotros no vamos a dictar soluciones, no vamos a hacer diagnóstico de la situación, quienes dictan, hacen los diagnósticos y encuentran qué hacer son quienes se sientan a conversar. Son muchas situaciones de larga data, no es nuevo. Estas dificultades son muchas y requieren de mucha gente que converse, que profundice”.
Estos son los primeros contactos y los primeros pasos de un proceso que se estima será largo, complejo y, muy posiblemente, difícil. Sin embargo, muchos ven en él una luz de esperanza para un conflicto demasiado prolongado.