El obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, ha roto su silencio con un objetivo: aclarar que no se ha negado a abrir las puertas de la casa Nazaret de Ceuta para acoger a menores migrantes. Así se expresa en un comunicado hecho público hoy por la diócesis andaluza en la que tumba un mantra que se ha venido repitiendo en los últimos años y que ha vuelto a circular en estos días tras la crisis de la devolución de niños y adolescentes marroquíes a su país. Según esta denuncia amplificada por varios medios de comunicación, Zornoza y su equipo se habrían negado de manera reiterada a presar estas instalaciones para la acogida.
“En ningún momento de esta crisis migratoria las autoridades de Ceuta han solicitado a la diócesis las instalaciones de Nazaret; por tanto, no es cierto que la iglesia diocesana se haya negado a ceder dicho inmueble para acoger a los menores, porque nadie lo ha solicitado”, asevera el documento, en el que se pone de manifiesto la implicación personal del obispo, que se ha desplazado hasta en tres ocasiones desde que se desató la crisis migratoria actual a Ceuta, para conocer de primer mano el trabajo de la Iglesia, incluido el reparto de alimentos, y “siempre en continua comunicación con las autoridades locales”.
Si bien el pasado 28 de julio, la Asamblea de Ceuta aprobó que se solicitaría a todas las administraciones públicas y entidades, como la Iglesia, que pusieran a disposición sus espacios fuera de uso para los menores no acompañados situados en Ceuta, al parecer esta petición no habría llegado hoy por hoy a manos del Obispado de Cádiz, tal y como ha podido confirmar esta revista, según se afirma además en el comunicado ahora hecho público.
Además, desde la diócesis gaditana se precisa que el edificio se encuentra “en estado ruinoso e inhabitable, razón por la que tuvieron que ser canceladas” todas las actividades que acogían. “En los años posteriores a su desalojo en el año 2015 -relatan desde el obispado- el deterioro se ha agravado y no pueden ser habitadas sin una profunda remodelación, y sería asumir un riesgo sin las garantías necesarias para la integridad de las personas”.
A partir de ahí, el comunicado aclara que la diócesis trabaja “intensamente con los emigrantes” tanto en la ciudad autónoma con en la costa gaditana. Así, detalla que en “en el curso pasado atendió cerca de tres millares de migrantes de diversos modos y en sus variadas necesidades”. Con este mismo celo, en el comunicado se asegura que se ha actuado en la reciente crisis a través de la Delegación de Migraciones así como desde Cáritas. “Durante muchos días los voluntarios han repartido 600 y hasta 700 bolsas de comida, y se ha hecho una llamada a colaborar en la que han participado personalmente o con sus numerosos bienes, también de Cádiz y de otras diócesis”, se recuerda,