En el Día internacional contra los ensayos nucleares, Vida Nueva recuerda las intervenciones más clamorosas del Pontífice al respecto
“Desde que los ensayos nucleares empezaron en 1945, se han ejecutado cerca de 2.000 pruebas, dejando consecuencias devastadoras para la humanidad”, señala la ONU en su motivación para mantener en su calendario de días internacionales una jornada “contra los ensayos nucleares”. Una cita que se celebra desde 2010 y cuyas iniciativas en 2020 se han visto afectadas por el coronavirus al tener que posponerse el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares y la Cuarta Conferencia de las Zonas Libres de Armas Nucleares. Francisco ha llevado adelante un discurso antibelicista desde el primer día, y Vida Nueva repasa las 5 ocasiones en las que el Papa dijo alto y claro no a las armas nucleares.
El 9 de agosto de 2020, en plenas conmemoraciones por los 75 años de los trágicos bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, Francisco recordó en el ángelus “con conmoción y gratitud” su viaje a Japón en noviembre de 2019. “Renuevo la invitación a rezar y a comprometerse por un mundo totalmente libre de armas nucleares”, reclamó al respecto.
En un mensaje dirigido al Gobernador de la Prefectura de Hiroshima, Hidehiko Yuzaki, el 6 de agosto de 2020, el papa Francisco reiteró: “Nunca ha estado más claro que, para que la paz florezca, es necesario que todos los pueblos depongan las armas de guerra, y especialmente las más poderosas y destructivas: las armas nucleares que pueden paralizar y destruir ciudades enteras, países enteros”.
“¡Que las voces proféticas de los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki continúen sirviéndonos de advertencia a nosotros y a las generaciones venideras!”, exhorta el Papa en una carta en la que se identifica con el clamor de los jóvenes “que tienen sed de paz y hacen sacrificios por la paz”. “Llevo también el grito de los pobres, que siempre están entre las primeras víctimas de la violencia y los conflictos”, expresa renglón seguido.
El pontífice clamó directamente “que el uso de la energía atómica con fines de guerra es hoy más que nunca un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad sino contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa común. El uso de energía atómica con fines de guerra es inmoral, como asimismo es inmoral la posesión de las armas atómicas … Seremos juzgados por esto. Las nuevas generaciones se levantarán como jueces de nuestra derrota si hemos hablado de la paz, pero no la hemos realizado con nuestras acciones entre los pueblos de la tierra”, señaló Francisco en el Encuentro por la paz celebrado en el Memorial de la Paz de Hiroshima, el mismo 24 de noviembre de 2019.
“Un mundo en paz, libre de armas nucleares, es la aspiración de millones de hombres y mujeres en todas partes. Convertir este ideal en realidad requiere la participación de todos: las personas, las comunidades religiosas, la sociedad civil, los Estados que poseen armas nucleares y aquellos que no las poseen, los sectores militares y privados, y las organizaciones internacionales. Nuestra respuesta a la amenaza de las armas nucleares debe ser colectiva y concertada, basada en la construcción ardua pero constante de una confianza mutua que rompa la dinámica de desconfianza actualmente prevaleciente”, reclamó Francisco en su ‘Discurso sobre las armas nucleares’ en el Parque del epicentro de la bomba atómica en Nagasaki el 24 de noviembre de 2019.
“La espiral de la carrera de armamentos no conoce límites”, denunciaba Francisco el 10 de noviembre de 2017 en su aportación en un Simposio Internacional sobre Desarme celebrado en el Vaticano. “Las armas nucleares no solo son inmorales, sino que también deben considerarse como un instrumento ilegítimo de guerra. Se ha logrado un importante vacío legal ya que las armas químicas, las armas biológicas, las minas antipersonal y las bombas de racimo son todas armas prohibidas explícitamente a través de las convenciones internacionales”, denunció Bergoglio. Para el Papa “las relaciones internacionales no pueden estar dominadas por la fuerza militar, la intimidación mutua o la supresión de los arsenales de guerra”.