El teólogo argentino Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, firma una reflexión en la portada de L’Osservatore Romano
La Comisión del Gran Rabinato de Israel protestó, mediante una carta enviada al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo per la Unidad de los Cristianos y de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, por unas palabras del papa Francisco en la audiencia general del 11 de agosto sobre la Ley mosaica. Ahora el Vaticano ha respondido a través de un breve texto publicado en la portada de L’Osservatore Romano.
El Papa, comentando la ‘Carta a los Gálatas’ de san Pablo, señaló que “la Ley no da la vida, no ofrece el cumplimiento de la promesa, porque no está en la condición de poder realizarla. La Ley es un camino que te lleva adelante hacia el encuentro. Quien busca la vida necesita mirar a la promesa y a su realización en Cristo”. Esta explicación causó malestar en la institución judía que preside el rabino Rasson Arousi para quien los términos del pontífice podían contener una “enseñanza despreciativa hacia los judíos y hacia el judaísmo”, algo que considera superado en la Iglesia Católica.
Sin citar directamente la carta, el periódico vaticano recoge una reflexión firmada por el teólogo argentino Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, –hombre de confianza de Francisco–. Fernández señala que “cuando San Pablo habla de la justificación por la fe, en realidad está recogiendo convicciones profundas de algunas tradiciones judías” y que “si se afirma que la propia justificación se obtiene mediante el cumplimiento de la Ley con las propias fuerzas, sin ayuda divina, se estaría cayendo en la peor de las idolatrías”.
“Es imprescindible recordar que algunos textos del Antiguo Testamento y muchos textos judíos extrabíblicos ya mostraban una religiosidad de confianza en el amor de Dios e invitaban a un cumplimiento de la ley activado en el fondo del corazón por la acción divina”, explica el teólogo citando incluso alguna enseñanza rabínica. “Los cristianos y los judíos no dicen que lo que cuenta es el cumplimiento exterior de ciertas costumbres sin el impulso interior de Dios”, añade recurriendo a los profetas.
“Según la profundísima interpretación de san Agustín y santo Tomás sobre la teología paulina de la nueva ley, la esterilidad de una ley externa sin ayuda divina no es sólo una característica de la Ley judía, sino también de los preceptos que el mismo Jesús nos dejó: ‘hasta la letra del Evangelio mataría si no tuviera la gracia interior de la fe, que sana’”, concluye.