“¡Yo no sé de dónde han sacado la semana pasada que yo iba a presentar mi renuncia! ¿Qué palabra habrán tomado en mi patria? De ahí salió la noticia. Y dicen que fue un revuelo, cuando a mí ni se me pasó por la cabeza”. Así de contundente ha respondido el papa Francisco a Carlos Herrera en su entrevista con Cope de esta mañana tras ser preguntado por su estado de salud. Y es que, como el mismo Jorge Mario Bergoglio ha afirmado: “Siempre que un Papa está enfermo corre brisa o huracán de cónclave”.
Francisco ha tirado de humor para responder a cómo se encuentra –”todavía vivo”–. Tras su reciente operación de colon, el Papa habla por primera vez sobre su salud. Y ha recordado a Massimiliano Strapetti, el enfermero que le “salvó la vida”. “Me dijo: ‘Usted tiene que operarse’. Había otras opiniones: ‘No, que con antibiótico…’ y él me explicó muy bien. Es enfermero de acá, del servicio sanitario nuestro, del hospital del Vaticano. Hace treinta años que está aquí, un hombre de mucha experiencia. Es la segunda vez que un enfermero me salva la vida”.
La primera fue hace más de 50 años. “En 1957, cuando pensaban que era una gripe, una epidemia de esas de gripe en el seminario, y me curaba el enfermero del seminario con aspirina. Y para los otros iba bien, pero conmigo no andaba y me llevaron al hospital, y me sacaron agua del pulmón. El médico dijo, no me acuerdo cuánto, digamos un millón de unidades de penicilina y tantas de estreptomicina –eran los únicos antibióticos de la época– y, cuando se fue, la enfermera dijo: ‘El doble’”.
El Papa, pese a contar ahora con 33 centímetros menos de intestino, le ha quitado hierro aludiendo a que estaba todo programado y, además, ha bromeado señalando que “mala hierba nunca muere”.
El Pontífice viajará en dos semanas a Eslovaquia y Hungría, en el 34º viaje de su pontificado, pero no parece muy dispuesto a frenar su ritmo pese a estar aún en fase de recuperación postoperatoria. “Quizás en este primer viaje voy a tener que medir un poco más, porque uno tiene que reponerse del todo, ¿no?, pero al final va a ser igual que los otros, ya lo va a ver”, dice con una sonrisa.
Precisamente en este viaje, el Papa se podría encontrar con el polémico primer ministro húngaro, Víctor Orban. Un previsible encuentro que no le quita el sueño pese a su evidente distanciamiento en cuestiones pro vida, como es la defensa de los migrantes. “Yo no sé si me voy a encontrar con él. Sé que autoridades van a venir a saludarme”. Y si lo tuviera delante, ¿qué le diría? “No me gusta andar con libreto: cuando estoy delante de una persona la miro a los ojos y dejo que salgan las cosas. Me gusta lo concreto; lo futurible te enreda”.
El otro viaje que parece estar a la vista es a Glasgow para la COP 26. “En principio el programa es que vaya. Todo depende de cómo me sienta en ese momento. Pero, de hecho, ya se está preparando mi discurso, y el programa es estar”, ha afirmado al relatar su “conversión” a la ecología ya como Papa. “Me di cuenta de que tenía que hacer algo. Convoqué a un grupo de científicos que me expusieran los problemas reales. Me hicieron un lindo catálogo. Se lo pasé a teólogos que reflexionaron sobre eso. Y así se fue gestando ‘Laudato si’’”, ha explicado Francisco.
En este sentido, el Papa compartió una anécdota de su visita a Estrasburgo. “El presidente Hollande mandó a recibirme y a despedirme a la ministra del Ambiente, que en aquel momento era Ségolène Royal. Y en la conversación que tuve con ella, me dijo: ‘¿Es verdad que usted está escribiendo algo?’. Y yo le dije: ‘Sí, estoy en esto’. ‘Por favor, publíquelo antes de la Cumbre de París porque necesitamos apoyos’. Volví de Estrasburgo y aceleré. Espero que Glasgow ahora levante un poco la mira y nos ponga más en línea”, explicó.
Una visita muy esperada es a Santiago de Compostela para el Año Santo. “Al presidente de la Xunta de Galicia –Alberto Núñez Feijóo– le prometí pensar el asunto. O sea, no lo saqué de una eventual agenda”, ha respondido sobre un futurible viaje. “Mi opción hasta ahora de viajes a Europa son los países chicos. Fui a Estrasburgo pero no fui a Francia. A Estrasburgo fui por la Unión Europea. Y, si voy a Santiago, voy a Santiago, pero no a España, que quede claro”.
En un plano más personal, una hora después del inicio de la entrevista, el Papa se ha confesado como una persona incluso tímida. “Yo no soy de dar golpes sobre la mesa, no me sale”, ha dicho sobre su modo de gobierno de la Iglesia. Confesó también que “todavía tengo que terminar de aprender a aguantarme a mí mismo”. Así, Francisco ha afirmado que le gustaría pasar a la historia como lo que es: “Un pecador que trata de hacer el bien”.
Una vez más, el Papa ha reconocido que las críticas no le preocupan. “Yo también cuando era laico raso y cura me encantaba marcarle el camino al obispo, es una tentación hasta yo diría lícita si se hace con buena voluntad”, advirtió. Asimismo, ha indicado que “delante de interpretaciones que nacen un poco distorsionadas de alguna palabra mía yo me callo, porque aclarar es peor”. Y ha concluido pidiendo a todos los oyentes que recen por él, para que “el Señor me siga protegiendo y cuidando, porque si me deja solo soy un desastre”.
Herrera ha preguntado también al Papa sobre la actualidad española. En concreto, sobre la aprobación de la eutanasia. “Estamos viviendo una cultura del descarte. Lo que no sirve se descarta. Los viejos son material descartable: molestan… los enfermos más terminales, también; los chicos no queridos, también. La Iglesia lo que pide es ayudar a morir con dignidad”. Sobre el aborto, ha lanzado dos preguntas: “¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Y es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.
Tampoco ha evitado la cuestión catalana. “En la historia hubo casos de independencia. En el caso de España, son ustedes los españoles los que tienen que juzgar. No sé si España está reconciliada con su propia historia. Y, si no lo está, tiene que hacer un paso de reconciliación con la propia historia, lo cual no quiere decir claudicar de las posturas propias, sino entrar en un proceso de diálogo; y, sobre todo, huir de las ideologías, que son las que impiden cualquier proceso de reconciliación. Además, las ideologías destruyen”, ha subrayado.
Según ha expresado Francisco, “unidad nacional es una expresión fascinante, es verdad, la unidad nacional, pero nunca se valorará sin la reconciliación básica de los pueblos. Y creo que en esto cualquier gobierno, sea del signo que sea, tiene que hacerse cargo de la reconciliación y ver cómo llevan adelante la historia como hermanos y no como enemigos o al menos con ese inconsciente deshonesto que me hace juzgar a otro como enemigo histórico”.
Sin citar corrientes migratorias concretas, Bergoglio también se ha referido a este fenómeno proponiendo una vez más acoger, proteger, promover e integrar a quienes llegan a un país. “Los países tienen que ser muy honestos consigo mismos y ver cuántos pueden aceptar y hasta qué número, y ahí es importante el diálogo entre las naciones. Hoy día, el problema migratorio no lo resuelve un país solo y es importante dialogar”, ha explicado.
Y ha continuado: “También hay una realidad, el invierno demográfico. Italia tiene pueblos casi vacíos. ¿Qué esperás, quedarte sin nadie? La migración es una ayuda en la medida en la que se cumplan nuestros pasos de integración. Esa es mi postura”.
Herrera ha preguntado al Pontífice si el diablo corretea por el Vaticano, y el Papa respondía así: “El diablo corretea por todos los lados, pero yo a quien le tengo más miedo son a los diablos educados. Esos que te tocan el timbre, que te piden permiso, que entran en tu casa, que se hacen amigos… ¿Pero Jesús nunca habló de eso? ¡Sí que habló! Tengo pavor a los diablos educados. Son los peores, y uno se engaña mucho”.
Preguntado sobre las reformas en sus ocho años de pontificado, el Papa es claro al afirmar que él no ha inventado nada. “Lo que hice desde el principio es procurar poner en marcha lo que los cardenales dijimos en las reuniones precónclave: el próximo Papa tiene que hacer esto, esto, esto y esto. Yo estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento. Quizás algunos no se daban cuenta de lo que estaban diciendo o pensaban que no era tan grave, pero algunos temas provocan escozor”, ha afirmado.
Repasando la actualidad mundial y eclesial, la corrupción no se ha pasado por alto. Concretamente al tratar la situación del cardenal Angelo Becciu, juzgado por la compra opaca de un edificio en Londres. “Todo empezó con dos denuncias de personas que trabajan en el Vaticano y que en sus funciones vieron una irregularidad. Hicieron una denuncia y me preguntaron qué se hace. Yo les dije: si quieren ir adelante tienen que presentarlo al fiscal. Era un poco desafiante la cosa, pero eran dos personas de bien, estaban un poco acobardadas y entonces como para darles ánimos metí mi firma debajo de la de ellos. Para decir: este es el camino, no le tengo miedo a la transparencia ni a la verdad”.
Sin evitar citar a Becciu, Francisco ha recordado que “él va a juicio según la legislación vaticana. Yo quiero de todo corazón que sea inocente. Además, fue un colaborador mío y me ayudó mucho. Es una persona a la que tengo cierta estima como persona, o sea que mi deseo es que salga bien. Ahora, la justicia es la que va a decidir”.
En el terreno más estrictamente eclesial, también ha abordado el Papa su reciente documento ‘Traditionis custodes’, que limita la misa tridentina. “El año pasado vimos con los responsables del Culto y de Doctrina de la Fe que convenía hacer una evaluación a todos los obispos del mundo. Y se hizo. Llevó todo el año. Había que reaccionar con normas claras. Porque parecía que estaba de moda entre sacerdotes jóvenes. Trabajé mucho. Y salió ese cuidado pastoral que hay que tener, con algunos límites pero buenos. Por ejemplo, que la proclamación de la Palabra sea en un idioma que todos lo entiendan; si no, es reírse de la Palabra de Dios”.
¿Y le quita el sueño al Papa el Camino Sinodal alemán? A juzgar por su respuesta, en absoluto: “Yo no me pondría tampoco demasiado trágico. En muchos obispos con los que hablé no hay mala voluntad. Es un deseo pastoral, pero que por ahí no tiene en cuenta algunas cosas que yo explico en la carta que les envié y que hay que tener en cuenta”.
En clave intraeclesial, Herrera también ha preguntado sobre la nueva constitución apostólica. “‘Praedicate Evangelium’ se está trabajando en el último paso, que es que yo la lea –debo leerla porque la tengo que firmar y la tengo que leer palabra por palabra–, no va a tener nada de nuevo de lo que se está viendo ahora. Quizás algún detalle, algún cambio de dicasterios que se juntan”, ha señalado advirtiendo que se ha retrasado su publicación debido a su enfermedad.
En relación a los abusos sexuales a menores en la Iglesia, el Papa quiso citar al cardenal Sean P. O’Malley, “el hombre que empezó a hablar de esto con coraje, aunque era una piedra en el zapato. A él le tocó arreglar el asunto en Boston y no fue nada fácil. Se han dado pasos muy claros sobre esto. La Comisión para la Protección de Menores, que fue invención del cardenal O’Malley, hoy día está funcionando”.
Sobre la situación de Afganistán, el Papa ha afirmado que la Secretaría de Estado está moviendo sus hilos. “Realmente el cardenal Parolin es el mejor diplomático que yo he conocido. Diplomático que suma, no de esos que restan, que siempre busca, un hombre de acuerdo. Estoy seguro que está ayudando o al menos ofreciéndose. Es una situación difícil. Yo creo que como pastor debo llamar a los cristianos a una oración especial en este momento”, ha explicado.
Asimismo, ha puesto en valor a Angela Merkel, que “es una de las grandes figuras de la política mundial”, y que en Moscú, el pasado 20 de agosto dijo lo siguiente: “Es necesario poner fin a la política irresponsable de intervenir desde fuera y de construir en otros países la democracia, ignorando las tradiciones de los pueblos”.
Para Bergoglio, “el hecho de renunciar es lícito, pero hay que ver el modo de cómo renunciar, el modo en cómo se negocia una salida. Por lo que se ve, aquí no se tuvieron en cuenta –parece, no quiero juzgar–, todas las eventualidades. No sé si habrá una revisión o no, pero ciertamente hubo mucho engaño de parte quizás de las nuevas autoridades. Digo engaño o mucha ingenuidad, no entiendo. Pero yo aquí vería el modo. Y esto de la señora Merkel creo que subraya”.
Preguntado sobre China, Francisco ha reconocido que no es un tema fácil, pero “estoy convencido de que no se debe renunciar al diálogo”. “Te pueden engañar en el diálogo, puedes equivocarte, todo eso… pero es el camino. La cerrazón nunca es camino. Lo que se ha logrado hasta ahora en China fue al menos dialogar… alguna cosa concreta como nombramiento de nuevos obispos, lentamente… Pero también son pasos que pueden ser cuestionables y los resultados por un lado o por el otro”, ha añadido.