“La ley SB8 de Texas perjudicará significativamente el acceso de las personas a la atención médica que necesitan, en particular para las comunidades de color y las personas de bajos ingresos. Estamos profundamente comprometidos con el derecho constitucional establecido en Roe v. Wade y protegeremos y defenderemos ese derecho“. Son las palabras con las que Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha mostrado su pesar ante la aprobación en Texas de una ley que imposibilita, de facto, los abortos inducidos en el Estado.
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Biden ha mostrado su indignación por medio de su cuenta personal en Twitter, mencionando el caso que, en la década de los 70, llevó a la Corte Suprema a despenalizar el aborto en Estados Unidos –Roe v. Wade– tras la lucha de dos jóvenes abogadas y una mujer que había quedado embarazada producto de una violación.
Texas law SB8 will significantly impair people’s access to the health care they need—particularly for communities of color and individuals with low incomes.
We are deeply committed to the constitutional right established in Roe v. Wade and will protect and defend that right.
— Joe Biden (@JoeBiden) September 1, 2021
La nueva normativa de Texas, promovida por el gobierno republicano del Estado, ha sido ratificada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos. De esta manera, se prohíbe en la práctica el aborto, ya que este no podría practicarse si hay rastro de actividad cardiaca en el feto. Esto suele ocurrir aproximadamente en la sexta semana de embarazo, momento en el cual muchas mujeres aun no saben que lo están. Además, la posición del Supremo abre la puerta a medidas similares en otros territorios.
Distintos implicados
“El fallo de la Corte Suprema de la noche a la mañana es un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales bajo Roe v. Wade”, asevera Biden en su cuenta oficial como presidente de los Estados Unidos. Asimismo, advierte de que “ahora, completos desconocidos podrán involucrarse en las decisiones de salud más privadas. La ley ni siquiera permite excepciones en casos de violación o incesto”.
The Supreme Court’s ruling overnight is an unprecedented assault on constitutional rights under Roe v. Wade. Complete strangers will now be empowered to inject themselves in the most private of health decisions. The law does not even allow exceptions in cases of rape or incest.
— President Biden (@POTUS) September 2, 2021
Esta ley no penaliza de forma directa a las mujeres, sino a todos aquellos que, de alguna manera, participen en el aborto posterior a este momento en el que hay latido fetal: desde el médico y personal sanitario hasta cualquier persona que preste algún tipo de asistencia a la madre, que ahora podrán ser denunciados por cualquier persona ante la justicia.
El tema del aborto –o, al menos, su postura ante él– ha sido uno de los mayores escollos que ha encontrado Joe Biden como católico y, ahora, presidente. De hecho –y con la petición expresa de la Santa Sede de que la propuesta no siguiera adelante–, la Asamblea Plenaria de Obispos católicos de Estados Unidos, celebrada el pasado mes de junio, aprobaba continuar con la elaboración de un documento sobre la eucaristía con el que sus impulsores, sin citarlo explícitamente, buscan condenar públicamente al líder demócrata, así como a todos los políticos que se muestren favorables al aborto.