El excardenal Theodore McCarrick, expulsado del sacerdocio por el papa Francisco en 2018, ha tenido que hacer frente, a sus 91 años, a la justicia civil por una de las muchas denuncias de abusos sexuales que hay en su contra. Así, se personaba ayer ante el tribunal de Dedham (Boston), para hacer frente a las acusaciones de un hombre que asegura que McCarrick abusó sexualmente de él durante una boda –en la que la presunta víctima tenía 16 años– en Massachusetts hace casi 50 años. El expurpurado se ha declarado inocente.
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Si bien McCarrick no habló durante la audiencia –sí lo hizo su abogada, Katherine Zimmerl–, firmó una declaración de inocencia. El tribunal le impuso una fianza de 5.000 dólares y le ordenó abstenerse de tener contacto con la víctima y con menores de edad. La próxima audiencia por este caso, en el que está acusado de asalto y lesiones a una persona de más de 14 años, tendrá lugar el próximo 28 de octubre.
Esperanza para las víctimas
Este caso no ha prescrito porque McCarrick por una laguna administrativa. Algo que, para el abogado de la víctima, es positivo. “La presentación de cargos hoy da esperanzas a muchas víctimas y sobrevivientes de abusos sexuales por el clero de que se dirá la verdad y los niños estarán a salvo”, dijo Mitchell Garabedian, el abogado de la víctima que ha representado a decenas de denunciantes de abusos.
El “caso McCarrick” comenzó en 2017, cuando un exmonaguillo denunció que este lo había manoseado cuando él era adolescente en Nueva York. A partir de ahí han sido muchas las víctimas que han presentado sus denuncias contra el que llegó a ser el hombre más poderoso de la Iglesia de Estados Unidos. Las dos últimas denuncias, de hecho, se interponían ayer mismo, 2 de septiembre. Hoy, McCarrick reside en Dittmer, Missouri, después de haber pasado varios años en un monasterio en el pequeño pueblo de Victoria (Kansas) desde septiembre de 2018.
