Tras los Juegos Olímpicos de Tokio llegan los Paralímpicos que se desarrollan en la capital japonesa entre el 24 de agosto y el 5 de septiembre. Una cita que reúne a 4.400 deportistas de 162 países junto a personal de apoyo como el técnico Carlos Salvador, que acompaña a los 27 nadadores de equipo español –algunos de ellos medallistas como Íñigo Llopis o Teresa Perales– y que es profesor de Educación Física en el colegio María Auxiliadora de las salesianas en Majadahonda (Madrid). Él mismo confiesa a Vida Nueva que está “conociendo y compartiendo con todas las culturas” y “llevando el espíritu salesiano a la villa olímpica”.
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Historias de vida
Salvador es salmantino y estudió Magisterio en la Universidad Pontificia de Salamanca, casi siguiendo la tradición familiar. Se trasladó a Madrid para licenciarse en INEF y entonces cursó un Master en Alto Rendimiento del Comité Olímpico Español. Apasionado de la natación, desde 2007 pertenece al Club de Natación Pozuelo, uno de los primeros de España en el que las personas con discapacidad comenzaron a integrarse en los entrenamientos con el resto de miembros. Allí comenzó a animar a gente joven que iba a la piscina a hacer rehabilitación a sumarse al club. Eso le ha llevado a ser uno de los técnicos que llevan cinco años preparando a los deportistas de estos Juegos, teniendo incluso que reducir su jornada en el colegio, en el que lleva como docente desde 2006.
“La superación es la clave”, dice al repasar las historias de los deportistas con los que ha compartido el tiempo de preparación y los que se encuentra en estos días en Tokio. “Se vive una empatía muy grande en la villa olímpica porque los deportistas están acostumbrados a ayudarse más allá de la discapacidad”, relata desde la piscina olímpica y a pocos pasos de una de las salas de oración en la que se reúnen creyentes de todas las confesiones antes o después de las competiciones –donde uno se puede encontrar al nadador paraolímpico y comentarista de Teledeporte Ignacio Arribas, que además es catequista–.
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