Vaticano

“El Sínodo no es un Parlamento ni puede reducirse a un sondeo de opinión”





El Sínodo sobre la Iglesia sinodal que comenzará en su fase diocesana el próximo 17 de octubre no pretende ser “un Parlamento” de la comunidad cristiana ni tampoco ha de ser reducido “a un sondeo de opinión pública”. La advertencia la dejó este martes durante la presentación del documento preparatorio y del vademécum de la próxima asamblea sinodal el cardenal maltés Mario Grech, secretario de la Secretaría General del Sínodo.



Este encuentro, que se prolongará hasta octubre de 2023 y contará con una fase continental tras su primera etapa diocesana, solo puede comprenderse “bajo luz de la acción del Espíritu Santo”, subrayó Grech, para quien la sinodalidad significa “un fruto maduro de la recepción del Concilio, que aplica un principio eclesiológico fundamental: el camino sinodal inicia con la consulta al Pueblo de Dios en la Iglesias particulares”.

“Un Sínodo no es un Parlamento ni un juego entre distintas partes en el que quien tiene más fuerza condiciona al otro”, insistió el purpurado, pidiendo que esta cita eclesial no sea interpretada siguiendo “el mecanismo de la búsqueda de la noticia”.

Voto femenino

Al ser preguntado por los periodistas, al purpurado maltés le tocó no obstante responder al aspecto informativo más significativo de la asamblea: el hecho de que por primera vez una mujer vaya a tener derecho al voto. Se trata de la religiosa francesa Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo. 

“La atención al voto no me deja sereno, porque no es el voto lo que cuenta”, declaró Grech visiblemente molesto. Aunque reconoció que no resulta fácil conseguir “un consenso”, abogó por implicar a “todo el Pueblo de Dios” para “dialogar y discernir juntos y lograr al final alcanzar “la armonía”. “Tal ven un día la consigamos y se pueda prescindir del voto”, manifestó.

Becquart, por su parte, mostró su esperanza de que las mujeres participen en todo el proceso sinodal, partiendo desde la fase diocesana. “Es muy importante escucharlas y que sean protagonistas desde el inicio”, pidió. Como ‘número dos’ de la Secretaría del Sínodo junto al religioso español Luis Marín de San Martín, Becquart subrayó la sugerencia que hace esta institución para que los obispos incluyan a mujeres en los equipos sinodales encargados de animar la asamblea en esta primera etapa.  

“No es un campo de batalla”

De San Martín destacó precisamente que la fase diocesana, que concluye en abril de 2022, “es ya sínodo y no es preparación” y que supone una oportunidad para “ser coherentes con nuestra fe, que se vive en la participación y no en el egoísmo”. Deseó que sea “lo más amplia y práctica posible” y recordó a los obispos que deben convocar una asamblea sinodal en sus diócesis a la conclusión de esta primera etapa.  

El Sínodo no es “un campo de batalla”, aseguró finalmente el agustino español, sino “una gozosa y renovadora experiencia de escucha eclesial”. Sus cuatro términos clave deberían ser: “coherencia, entusiasmo, creatividad y valentía”.

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