La súplica del arzobispo de Toledo a la Virgen: “Madre que vuelva la alegría y el gozo, la esperanza y la fiesta”

Francisco Cerro ha celebrado hoy la misa por el Día de Extremadura en la basílica de la Virgen de Guadalupe

La súplica del arzobispo de Toledo a la Virgen: “Madre que vuelva la alegría y el gozo, la

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe ha acogido hoy la celebración eucarística con motivo de la fiesta de la Natividad de María (Día de Extremadura). La misa ha sido presidida por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves. Junto a él, han concelebrado el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga; el obispo de Plasencia, José Luis Retana; el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio; y también el administrador diocesano de Coria-Cáceres, Diego Zambrano. Igualmente, Guillermo Cerrato, OFM, guardián del Monasterio, junto con la comunidad franciscana y un nutrido grupo de sacerdotes han participado en la concelebración eucarística.



Francisco Cerro ha comenzado su homilía subrayando que “todos nos sentimos, en Guadalupe, en casa” y recordando, de manera especial, a todos los enfermos e impedidos que han seguido la transmisión de la ceremonia a través de los medios de comunicación social. Asimismo, ha recordado que el jubileo guadalupense se extiende hasta el próximo 10 de septiembre de 2022, gracias a la prórroga concedida por la Santa Sede. “Es un jubileo para el encuentro, la sanación y la acogida” ha exhortado Don Francisco.

El Arzobispo de Toledo ha elevado una súplica a la Virgen de Guadalupe: “Madre que vuelva la alegría y el gozo, la esperanza y la fiesta. Necesitamos vivir en estos momentos con una profunda esperanza. La esperanza es que saldremos de esta situación como hemos salido de otras realidades. Saldremos y saldremos mejores”.

Guadalupe es casa de esperanza y alegría

“No existen tiempos buenos ni tiempos malos; existen tiempos que a cada uno nos toca vivir y tenemos que vivirlos por Cristo, con Él y en Él”. Con esta cita de san Agustín, Francisco Cerro ha querido subrayar que en los momentos actuales es necesaria la esperanza.

El arzobispo de Toledo ha recordado su encuentro con el papa Francisco el pasado 10 de mayo en el Vaticano, a quien invitaba personalmente a visitar Guadalupe con motivo del año jubilar. Igualmente, ha animado a leer la Carta Pastoral ‘Guadalupe: hogar de María, casa de sanación’ que él mismo, junto con los obispos de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz, escribió con motivo de la apertura del año jubilar guadalupense. Y ha subrayado que “Guadalupe es una casa de sanación; casa en la que, cada uno de nosotros, descubre toda la alegría y todo el gozo de lo que significa esto”. “María nos acoge a todos y nos ayuda con un corazón grande” ha apostillado el prelado.

Tres casas del Evangelio, vinculadas a Guadalupe

Francisco Cerro se ha servido de tres ejemplos de casas que aparecen en los evangelios para explicar por qué Guadalupe es “casa de sanación”. Primeramente, ha indicado que, al igual que la casa de Nazaret, Guadalupe es la casa “donde se acoge a todos” y,  por ello, “tenemos que acoger y crear lazos de comunión y de unidad”. “Guadalupe es ejemplo de ello y es casa de sanación porque es lugar de acogida” ha abundado.

También ha traído a colación el ejemplo de la casa de Belén, “que significa casa del pan”. “También, durante el jubileo, descubrimos que María nos da el tesoro más grande que tiene, a Jesucristo, la Eucaristía” ha exhortado el arzobispo.

El último ejemplo presentado por don Francisco ha sido la casa de Caná, “la casa del vino”. Y ha recordado como el papa Francisco, al comienzo de la pandemia, durante el confinamiento, “pedía a la Virgen de Caná que volviese la alegría y la fiesta a nuestra tierra, a nuestro mundo”.

Por ello ha subrayado que “tiene que volver la alegría a nuestra vida; el año jubilar está ayudando a que Guadalupe sea un lugar donde está volviendo la alegría”. “Pedimos a la Virgen de Guadalupe que vuelva la alegría y la fiesta a nuestra tierra. Tenemos una sociedad que ha perdido el norte y que necesitamos recuperar la alegría. Todos hemos de aportar y nadie se ha de sentir exento de esta responsabilidad y de esta aportación” ha exhortado el arzobispo.

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