El papa Francisco y Viktor Orbán se dan la mano. Por primera vez. A las 08:45 el Pontífice ha entrado en el Museo de Bellas Artes de Budapest –acompañado del viceprimer ministro de la República de Hungría, Zsolt Semjén–. Allí le esperaban el presidente de la República, János Áder, y el polémico primer ministro. Primera parada tras llegar a Hungría para celebrar la misa con motivo del 52º Congreso Eucarístico Internacional.
“La reunión se desarrolló en un ambiente cordial”, según ha explicado a los medios la Oficina de Prensa de la Santa Sede. En el encuentro también estuvieron presentes el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y el secretario de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher.
“Entre los diversos temas tratados, se destacó el papel de la Iglesia en el país, el compromiso con la salvaguarda del medio ambiente, la defensa y promoción de la familia”, según el comunicado sobre la cita que duró 40 minutos.
Mediáticamente era una cita muy esperada, pues, aunque ambos son católicos, su lectura del Evangelio está en las antípodas en lo que a defensa de todas las vidas se refiere, ya que Orbán apuesta por un cierre total de fronteras para que en su país no entren refugiados musulmanes.
De hecho, en un indudable gesto populista, el líder ha llamado incluso a constituir una “Alianza Global Contra la Inmigración”. Frente a declaraciones de este estilo, son muchas las voces, dentro y fuera del país, que acusan a la Iglesia de “callar” ante las políticas xenófobas del Gobierno.
Después de verse con Orbán, el Papa se encontrará en el mismo lugar con los obispos húngaros, a los que les dedicará unas palabras –09:15 h.–, en las que, presumiblemente, los migrantes ocupen un espacio.
Ya en la entrevista con Cope del pasado 1 de septiembre, el Papa se refirió, sin mucha preocupación, a este encuentro. “Si lo tuviera delante, ¿qué le diría?”, preguntaba Carlos Herrera, a lo que Francisco respondía así: “No me gusta andar con libreto: cuando estoy delante de una persona la miro a los ojos y dejo que salgan las cosas. Me gusta lo concreto; lo futurible te enreda”.
El Papa ha regalado al presidente de la República un cuadro de la ‘Bendición papal en la Plaza de San Pedro’. Se trata de una pintura al óleo de Ippolito Caffi realizada a mediados del siglo XIX y que ahora se conserva en el Museo de Roma. El mosaico fue realizado por los artistas del Estudio de Mosaicos del Vaticano entre enero y abril de 2020.