La semana pasada, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió dos acciones de inconstitucionalidad relacionadas con el tema del aborto, determinando, en primer lugar, que es inconstitucional penalizar esta práctica cuando la mujer embarazada decida realizarlo, y que los congresos locales no pueden dar personalidad al ser humano desde su concepción.
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La Conferencia del Episcopado Mexicano se ha pronunciado fuertemente en torno ambos fallos, pero también varios obispos del país utilizaron su tradicional mensaje de fin de semana para orientar a sus feligreses en torno a los alcances y consecuencias de ambas resoluciones. Los mensajes coinciden en que, al privilegiar el derecho de la mujer a decidir, se deja de lado el derecho del ser humano por nacer, y por lo tanto, se le discrimina.
Vida para la mujer y para el concebido
El arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera López, aseguró que desde la fe en Cristo, es muy clara la dignidad de todos los seres humanos desde su concepción.
“La ciencia humana, como ejercicio de la razón en búsqueda de la verdad y la justicia, también alcanza a distinguir dónde hay vida humana y dónde no. Nos extraña que alguien pueda aceptar que no hay vida humana en la concepción y que piense que puede disponer del concebido como medio”.
Dejó en claro que la Iglesia católica no es ajena al drama que enfrentan las mujeres que experimentan estas situaciones, y realmente “nos preocupan ellas y todo lo que tienen que vivir, pero también nos preocupa el bebé y su estatuto jurídico“.
En este sentido, el arzobispo exhortó a todos los actores sociales involucrados a emprender una profunda y serena reflexión para seguir buscando los caminos más prudentes y benéficos hacia el bien de todos… “ni la cárcel ni la muerte son la solución, y levantamos la voz para proclamar que el camino es la vida. Vida para la mujer. Vida para el concebido. Vida para todos en libertad, justicia y amor”.
La vida empieza desde el momento de la concepción
El arzobispo de México, Carlos Aguiar Retes, también emitió un mensaje en que aseguró que no solamente la Iglesia, sino también la ciencia, sostienen que cada individuo humano inicia la vida desde el momento mismo de su concepción, desde la conformación de un nuevo genoma humano individual y completo distinto del de sus padres. “Esta realidad actualmente ya no está a debate”, dijo.
Explicó que desde 1948, la Organización de las Naciones Unidas estableció varios derechos universales, uno de ellos es el Derecho a la Vida.
“Estos derechos son llamados universales porque afectan a toda la humanidad y, por lo tanto, son prioritarios. Los derechos de la mujer, en cambio, son sectoriales, pues son sólo para una parte de la sociedad. Lo universal es mayor que lo sectorial, y por lo tanto, los derechos de la mujer no pueden ir en contra de los derechos universales, lo cual es un principio lógico”.
Aseguró que la Iglesia tiene muy clara esta concepción y por ello, cuando se pronuncia en favor de la vida, no lo hace sólo desde su doctrina, sino también en coincidencia del ámbito civil y jurídico.
“Así también lo afirma y defiende ante la tragedia que sufre la mujer embarazada, que por diversas circunstancias, no desea continuar con la gestación del ser humano que lleva en su seno”.
Una resolución discriminatoria
Otro obispo que se pronunció en torno al tema del aborto fue Roberto Yenny García, de Ciudad Valles, quien dejó en claro que ninguna mujer debería verse orillada a tomar la dramática decisión de abortar y vivir las secuelas de dolor que esto trae.
“Lo que se debe garantizar siempre, es una atención integral a la mujer en situaciones de vulnerabilidad como es, por ejemplo, la impartición de justicia en contra de agresores sexuales y la no re-victimización de la mujer cuando recurre a denunciar alguna violación o abuso”.
No obstante, consideró que el Estado debe proteger la vida y dignidad de todos los seres humanos, incluyendo al recién concebido, y asegurar que su derecho a la vida no se condicione, se discrimine o quede sujeto a la decisión de un tercero.
“Es triste que la Suprema Corte de Justicia, ante la aparente necesidad de decidir entre no criminalizar a la mujer que aborta y preservar la vida del concebido no nacido, haya optado por descartar al segundo, sin buscar la salvaguarda de ambos”.
Para el obispo, esta resolución de la Corte “es discriminatoria y parece obedecer a una agenda ideológica sin fundamento científico ni filosófico, que se niega a reconocer la dignidad del ser humano en las primeras etapas de su desarrollo”.
Que el derecho a la vida no se condicione
Por su parte, el obispo Pedro Elizondo, de la Diócesis de Cancún-Chetumal lamentó que “frente a la aparente disyuntiva sobre no criminalizar a la mujer que aborta y preservar la vida del concebido no nacido, la Corte haya optado por descartar al segundo sin buscar la salvaguarda de ambos.
“El derecho fundamental de la mujer a decidir no está por encima del derecho fundamental del bebé, a existir“.
Elizondo, tras refrendar el compromiso de la Iglesia con aquellas iniciativas y proyectos que busquen ofrecer los medios para que las mujeres construyan un proyecto de vida, dijo que la Iglesia, como madre de todos los seres humanos, incluyendo al ya concebido, pero aún no nacido, debe proteger por todos los medios lícitos, su dignidad fundamental como creatura de Dios y asegurar que su derecho a la vida no se condicione ni se discrimine ni quede sujeto a la voluntad de un tercero”.
“El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción; a partir de este momento se debe reconocer el derecho inviolable a la vida de todo ser humano y muy especialmente de quien no puede defenderse“, aseveró.