“Antes que nada, queremos aclarar que no hemos interpuesto una denuncia formal, como se ha dicho, contra Novell, pero hemos remitido al Ministerio de Igualdad un informe analizando el anteproyecto de Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI donde aludimos las terapias de conversión y mencionamos el caso de Novell”. Esta es la aclaración que hace a Vida Nueva Saúl Castro, presidente de la Asociación Española contra las Terapias de Conversión, después de que algunos medios de comunicación asegurasen que la asociación había denunciado a Xavier Novell al salir a la luz que el obispo emérito de Solsona avalaba este tipo de prácticas.
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Lo que sí está haciendo la asociación, sin embargo, es preparar una denuncia, basada en un caso en concreto, contra Verdad y Libertad, a la que el Vaticano ha desautorizado en un reciente documento, como ha informado en exclusiva Vida Nueva. Sin embargo, Castro reconoce que “las vías que hay para denunciar están un poco capadas, porque realmente es difícil demostrar que hay un delito y que este tenga consecuencias”. Por ello, es fundamental el testimonio de las víctimas y, sobre todo, que estas denuncien.
“Solo demostrando que ha habido algún tipo de lesiones, ya sean psíquicas o psicológicas, se puede hacer algo“, dice Castro. Mientras no haya un cambio legal en este sentido, Verdad y Libertad tan solo puede ser denunciada ante la Consejería de Igualdad de Andalucía y Valencia, debido a las leyes propias de estas comunidades autónomas.
“Estamos investigando también si hay otras formas de delito que puedan ser imputables, como el fraude publicitario en el caso de que dentro de las diócesis o grupos cristianos se venda a estas personas que pueden dejar atrás la homosexualidad, o incluso intrusismo laboral en el caso de que podamos identificar a alguna de las personas que están acometiendo prácticas para las que necesitan titulación sin poseerla”, explica Castro.
Investigar para conocer la verdad
Asimismo, el presidente de la asociación reconoce que estas prácticas exceden a la Iglesia católica, y que otras confesiones también las realizan. “Paralelamente, este fenómeno se está viendo replicado en el colectivo feminista radical transexcluyente, que promueve estas terapias para ‘evitar’ la transexualidad”, indica.
Castro explica que, en la mayoría de los casos, las víctimas suelen ser “hombres gays que estuvieron en contacto durante su minoría de edad con entornos religiosos. Gran parte de ellos, pero no todos, con familiares muy involucrados con la comunidad religiosa”. Acuden en busca de acompañamiento, pero lo cierto es que lo que encuentran excede mucho la escucha activa por parte de estos miembros de la comunidad de fe. “Hay incluso perpetradores que han dado un paso mas allá y han empezado a lucrarse”, advierte Castro.
A través de los testimonios que tienen de las víctimas han instando a la administración pública a que haga las pesquisas necesarias para aclarar lo que esta ocurriendo en estas terapias y que estas prácticas sean penadas. Pero también tienen una petición para la institucionalidad religiosa: “Que hagan público el informe que se envió desde el Vaticano. Que hagan un posicionamiento claro en este sentido”, dice. “La ultima propuesta que hacemos al Ministerio es que cree una comisión que las investigue contando con estos grupos, miembros de la sociedad civil, sociólogos… para, entre todos, establecer qué es lo que está pasando”, añade. Y, por último, una petición a las víctimas: “Que contacten con nosotros, porque juntos podemos hacer que no haya impunidad”.