La congregación de Don Bosco llegó al barrio de Luník IX en 2008, y desde entonces ejerce una importante labor pastoral
Solo viaja a lugares donde se le necesita: donde están las minorías, los olvidados, las periferias. Este es el mantra que ha seguido Francisco, a lo largo de su pontificado, para elegir sus viajes apostólicos. Y esto es lo que ha quedado patente hoy con su visita al barrio de Luník IX, situado a las afueras de Košice (Eslovaquia), donde 5.000 personas de etnia gitana viven desde hace décadas en terribles condiciones de pobreza. Olvidados por todos, por las administraciones públicas, la sociedad… pero ahora bendecidos por Francisco.
La población del barrio tiene un 80 % de desempleo. Sólo una línea de autobús pasa por allí, y la mayoría de las viviendas tienen problemas con el suministro de agua. Situado junto a un vertedero, la dictadura comunista eslovaca construyó este barrio para llevar allí a sus soldados. Abandonado, se ha convertido en un gueto que las autoridades han aprovechado para trasladar a aquellos que consideran ‘inadaptados’.
En realidad, tan solo un pequeño grupo de personas se habían acercado a este lugar del que todos huyen: los salesianos. Y es que, desde 2008, la congregación ejerce en Luník IX una importante labor pastoral, tendiendo su mano y ofreciendo las oportunidades, sobre todo a niños y jóvenes, que nadie más les ofrece.
Francisco ha llegado esta tarde a Luník IX, donde ha sido recibido por el sacerdote salesiano Peter Bešenyei, quien ha mostrado su alegría por la presencia del Pontífice, pues puede ayudar a que no solo la Iglesia, sino “también el Gobierno” preste atención a esta realidad.
Una realidad que pasa, precisamente, por el no tener nada, pero donde el Centro Pastoral Salesiano lleva 13 años siendo un pequeño faro de esperanza entre los sucios edificios. El complejo contiene una casa que es el único espacio para los sacerdotes. Lo demás, todo se comparte, hasta tal punto que los gitanos encuentran todo lo que necesitan: el gimnasio, un espacio para reuniones y la parroquia, consagrada a Cristo Resucitado.