Europa

El Papa concluye su viaje a Eslovaquia con esta petición: “Sed signos de contradicción y difundid el buen perfume de la acogida”

  • Francisco finaliza su visita apostólica con una misa en la explanada del Santuario Nacional de Šaštin
  • “Caminemos para vencer la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier tradición antigua”





María como modelo de la fe. En torno a Ella ha girado la homilía que el papa Francisco ha pronunciado durante la misa en la explanada del Santuario Nacional de Šaštin esta mañana, solemnidad de la Santísima Virgen María de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia.



“El pueblo eslovaco acude con fe y devoción a este Santuario porque sabe que es Ella la que nos da a Jesús. María es el camino que nos introduce en el Corazón de Cristo, que ha dado la vida por amor a nosotros”, ha comenzado apuntando el Pontífice para luego detallar las tres características de la fe: el camino, la profecía y la compasión.

La fe de María se pone en camino

En primer lugar, el Papa ha explicado la fe de María, que es una fe que se pone en camino. “No consideró un privilegio el haber sido llamada a convertirse en Madre del Salvador, no se quedó quieta contemplándose a sí misma entre las cuatro paredes de su casa. Al contrario, vivió el don recibido como una misión a cumplir, sintió la exigencia de abrir la puerta y salir de su casa, dio vida y cuerpo a la impaciencia con la que Dios quiere alcanzar a todos los hombres para salvarlos con su amor”.

Por eso, “María se puso en camino. A la comodidad de la rutina prefirió las incertidumbres del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino; a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone en juego, haciéndose don de amor para el otro”, ha señalado. Y ha añadido: “Toda su vida será un camino detrás de su Hijo, como primera discípula, hasta el Calvario, a los pies de la cruz. María camina siempre”.

Así, “la Virgen es modelo de la fe de este pueblo eslovaco, una fe que se pone en camino, animada siempre por una devoción sencilla y sincera, peregrinando siempre en busca del Señor. Y, caminando, ustedes vencen la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier rito o tradición antigua, y en cambio salen de ustedes mismos, llevan en la mochila las alegrías y los dolores, y hacen de la vida una peregrinación de amor hacia Dios y los hermanos. ¡Gracias por este testimonio! Y, por favor, ¡sigan en camino!”, ha subrayado.

La fe de María es profética

En segundo lugar, para Jorge Mario Bergoglio, “la fe de María también es una fe profética. Con su misma vida, la joven de Nazaret es profecía de la obra de Dios en la historia”, ha afirmado. En este sentido, ha hecho hincapié en que “no se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida”. “Jesús es signo de contradicción –ha continuado–. Ha venido para llevar luz donde hay tinieblas, haciéndolas salir al descubierto y obligándolas a rendirse. Por eso las tinieblas luchan siempre contra Él”.

Según sus palabras, “quien acoge a Cristo y se abre a Él resurge, quien lo rechaza se cierra en la oscuridad y se arruina a sí mismo. Ante Jesús no se puede permanecer tibio. Acogerlo significa aceptar que Él desvele mis contradicciones, mis ídolos, las sugestiones del mal; y que sea para mí resurrección, Aquel que siempre me levanta, que me toma de la mano y me hace volver a empezar”.

Francisco ha señalado que Eslovaquia necesita profetas. “No se trata de ser hostiles al mundo, sino “signos de contradicción” en el mundo. Cristianos que saben mostrar con su vida la belleza del Evangelio, que son tejedores de diálogo allí donde las posiciones se endurecen, que hacen resplandecer la vida fraterna allí donde hay división y hostilidad, que difunden el buen perfume de la acogida y de la solidaridad allí donde los egoísmos personales y colectivos predominan con frecuencia, que protegen y cuidan la vida donde reinan lógicas de muerte”, ha dicho.

La fe de María es compasiva

En tercer lugar, “María es la Madre de la compasión. Su fe es compasiva. El sufrimiento del Hijo agonizante, que cargaba sobre sí los pecados y los padecimientos de la humanidad, la atravesó también a Ella”, ha explicado el Papa.

Y “María Dolorosa al pie de la cruz simplemente permanece. Está al pie de la cruz. No escapa, no intenta salvarse a sí misma, no usa artificios humanos y anestésicos espirituales para huir del dolor. Esta es la prueba de la compasión: permanecer al pie de la cruz. Permanecer con el rostro surcado por las lágrimas, pero con la fe de quien sabe que en su Hijo Dios transforma el dolor y vence la muerte”, ha agregado.

“También nosotros –ha puntualizado–, mirando a la Virgen Madre Dolorosa, nos abrimos a una fe que se hace compasión, que se hace comunión de vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar cruces pesadas sobre sus hombros. Una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad. Esta fe, con el estilo de Dios, humildemente y sin clamores, alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación”.

Para concluir, el Papa ha rogado para que María les dé la gracia de que “vuestra fe siempre siga en camino, tenga el respiro de la profecía y sea rica de compasión”.

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