Deseo de poder por parte de los fundadores, deslealtad y pérdida del centro del carisma. Son asuntos que atañen a los movimientos eclesiales y que a Francisco le preocupan especialmente. Todos ellos los ha tratado hoy, al recibir en audiencia a los participantes en el encuentro con los moderadores de las asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, sobre el tema ‘La responsabilidad de gobierno en agregaciones laicales: un servicio eclesial’.
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De esta manera, el Papa ha recordado que, cuando a alguien se le encomiendan las tareas de gobierno en una de estas asociaciones o movimientos, esto no es más que “una llamada al servicio”. Algo que, para Francisco, a veces encuentra estas “dificultades” que son el deseo de poder y la deslealtad. “Nuestro deseo de poder se expresa de muchas formas en la vida de la Iglesia; por ejemplo, cuando creemos, en virtud del papel que tenemos, que tenemos que tomar decisiones sobre todos los aspectos de la vida de nuestra asociación, de la diócesis, de la parroquia, de la congregación”, ha explicado, advirtiendo en la necesidad de delegar verdaderamente en otras personas. “Este deseo de poder anula todas las formas de subsidiariedad. Esta actitud es fea y acaba por vaciar de fuerza el cuerpo eclesial”, ha aseverado.
“Incluso en el contexto de la vida consagrada hay institutos religiosos que, manteniendo siempre a las mismas personas en los cargos de gobierno, no han preparado el futuro; han permitido que el abuso se infiltre y ahora están atravesando grandes dificultades”, ha explicado Francisco, justo antes de comenzar a hablar del concepto de “deslealtad”, que se encuentra “cuando alguien quiere servir al Señor pero también sirve a otras cosas que no son del Señor”. “Caemos en la trampa de la deslealtad cuando nos presentamos a los demás como los únicos intérpretes del carisma, los únicos herederos de nuestra asociación o movimiento, o cuando, considerándonos indispensables, hacemos todo lo posible para cubrir puestos de por vida; o cuando pretendemos decidir a priori quién debe ser nuestro sucesor”, ha explicado.
Una misión dentro de la Iglesia
Y es que, el Pontífice ha subrayado que la evangelización, a partir del bautismo, es labor de todos. “Sí, eso lo hacen muy bien, pero quien tiene el Bautismo tiene la tarea de evangelizar”, ha señalado. “Como miembros de asociaciones de fieles, movimientos eclesiales internacionales y otras comunidades, tenéis una verdadera misión eclesial“, ha dicho el Papa. “Procurad vivir con dedicación y hacer fecundos los carismas que el Espíritu Santo, a través de los fundadores, ha dado a todos los miembros de tus realidades agregadas, en beneficio de la Iglesia y de los muchos hombres y mujeres a los que te dedicas en el apostolado”.
Por otro lado, el Papa ha advertido acerca de la tentación de creerse “la novedad de la Iglesia”, ya que “incluso las novedades envejecen rápidamente. Por eso, el carisma al que pertenecemos, debemos profundizarlo cada vez más, reflexionar siempre juntos para plasmarlo en las nuevas situaciones que vivimos”.
Francisco ha explicado, de esta manera, la base en la que se asienta el decreto sobre las asociaciones internacionales de fieles, promulgado el 11 de junio de este año, y el cual resulta “un paso en esta dirección”. “Di todo lo que te venga del corazón en esto. Pregunta las cosas que quieras preguntar, aclara las situaciones. Este es un encuentro para hacer esto, para hacer Iglesia, para nosotros”, ha concluido. “Y no olvides orar por mí, porque lo necesito. No es fácil ser Papa, pero Dios ayuda. Dios siempre ayuda”.