“De ustedes viene la linfa para florecer en la vida cristiana y en el ministerio”, ha dicho el Papa en una carta a los sacerdotes ancianos de Lombardía
“Les pido, por favor, que recen por mí, que estoy un poco viejo y un poco enfermo, ¡pero no tanto!”. Es habitual, desde el inicio de su pontificado, que Francisco acabe sus intervenciones y mensajes con una petición de oración por él mismo. Sin embargo, hoy, en un mensaje enviado a los sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía, el Papa ha añadido una alusión a su estado físico. Una observación que, sin embargo, ha acompañado de un tono de esperanza.
“De ustedes viene la linfa para florecer en la vida cristiana y en el ministerio”, ha subrayado. Y es que, para Francisco, la vejez no es “una enfermedad, sino un privilegio”, porque hace a la persona “asemejarse a Jesús que sufre”. Así lo expresa el Papa en su carta, que ha sido entregada por el obispo emérito de Mantua, monseñor Roberto Busti, tal como recoge Vatican News, a un grupo de sacerdotes que se ha reunido hoy en Caravaggio con motivo del Día de la Fraternidad.
“También el que está enfermo vive un privilegio”, ha afirmado Francisco, ya que también se asemeja a Jesús “que sufre, y lleva la cruz precisamente como Él”. De esta manera, ha remarcado la importancia de que la sociedad no abandone ni descarte a las personas mayores o enfermas.
“La comunidad que atiende a los enfermos está firmemente arraigada en Jesús”, ha aseverado, señalando asimismo que los ancianos y enfermos no son únicamente “objetos de asistencia” sino “protagonistas activos” de la comunidad. “Son portadores de sueños cargados de memoria y, por tanto, muy importantes para las generaciones más jóvenes”, ha añadido.