Para los obispos de México, la “forma inteligente, oportuna, eficaz, realista y prudente con que se consiguió la Consumación de la Independencia” hace 200 años, debe alentar hoy a todos los mexicanos a esforzarse en el camino de la unidad, del acuerdo, de la paz, del respeto a la Constitución y de la igualdad, y una manera de hacerlo podría ser recuperando el significado original de los colores de la bandera.
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“¿Qué nos dice hoy la consumación de nuestra Independencia?, ¿qué nos enseña su modo de hacerla? Tal vez sea conveniente, para contestar estas interrogantes, recuperar los colores de nuestra bandera que significaron originalmente las Tres Garantías: el verde la Independencia, el blanco la Religión y el rojo la Unión“, señalaron los obispos a través de un amplio mensaje publicado en su página web.
El blanco, ¿la religión católica?
Los obispos reconocieron que las condiciones actuales del país no permiten mantener el blanco de la bandera como símbolo de una única religión que deba ser preservada por el poder político, como anteriormente era la católica; sin embargo, la Iglesia defiende y promueve la libertad religiosa como un gran logro de nuestro tiempo, y en ese sentido –dicen– el blanco de la bandera podría hacer referencia a esa libertad religiosa, “ya que nada ni nadie puede desconocer el carácter profundamente religioso que aún define a nuestra sociedad”.
En cuanto al significado original del rojo de la bandera, aseguraron que éste puede ser corregido y enriquecido mediante una unión que no signifique uniformidad, sino convivencia fraternal en la diversidad; “en el respeto de nuestras diferencias y particulares modos de entender lo social, lo político y lo religioso”.
En este contexto, hicieron un llamado a defender la unidad dentro de una vida plenamente democrática y plural, “donde los más altos valores del espíritu y todos los derechos fundados en la naturaleza humana sean reconocidos y eficazmente salvaguardados por el poder político, y por todos y cada uno de los habitantes del Estado, así como por los fieles de todas las asociaciones religiosas”.
2021, el año de los compromisos
El episcopado nacional también consideró que la ocasión que brinda el Bicentenario de la Independencia debe llevar a los mexicanos a la reflexión sobre las tareas colectivas que han quedado pendientes, no obstante 200 años de vida independiente.
“El 2021 debe ser el año que señale el verdadero compromiso de los mexicanos por convertir a nuestra nación en un país y en una sociedad ¡por fin! verdaderamente justos e igualitarios. El camino de la igualdad nació en Dolores y se ratificó en Iguala, pero ha tardado en cumplirse en una sociedad afectada sensiblemente por la desigualdad (…) la violencia, la división, el abuso del poder y la corrupción visibles por desgracia en todas las capas de la sociedad mexicana incluyendo -hay que confesarlo- nuestra propia Iglesia”.
Por ello, pidieron no echar en saco roto la brillante oportunidad que brinda esta fecha para reafirmar la unidad y el acuerdo como medios para resolver los graves problemas de hoy “y para trazar una nueva ruta donde todos nos demos nuevamente la mano, y por qué no, un nuevo abrazo, superando así nuestras diferencias”.
“Hoy, como hace 200 años, nos seguimos encomendando a la Santísima Virgen de Guadalupe. Ella, verdadera Madre de nuestro pueblo, custodie y proteja a nuestras familias, nuestra cultura y nuestros valores más auténticos”, concluye el mensaje.