La Facultad San Esteban de los dominicos de la provincia de Hispania da el salto a lo digital a través de una nueva plataforma que busca educar, literalmente, en salida. Al frente del proyecto se encuentra Rodrigo Hidalgo, como director de la Escuela de Teología en Internet.
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PREGUNTA.- ¿Por qué este salto virtual? ¿Propiciado por la pandemia?
RESPUESTA.- La pandemia cambió nuestra forma de vida, y también la de enseñar. Las tecnologías de la comunicación, aplicadas a la educación, llevaban ya años entre nosotros, pero siempre como un ‘complemento’ a lo presencial. La situación de confinamiento permanente, no prevista por nadie, nos hizo volver a mirar a estas tecnologías como el camino -en ese contexto, el único- para seguir teniendo presencia y mantener la vida intelectual de una manera bastante parecida a lo normal.
Afortunadamente, a nivel personal, tenía el conocimiento suficiente para ayudar a implementar esta nueva modalidad. Internet no era algo desconocido para mí, llevaba años trabajando en las redes sociales, creando contenidos audiovisuales, diseñaba sitios webs, orientados a comunicar y a evangelizar en este continente digital. Siempre me he sentido vinculado a lo que se denomina la nueva evangelización, que requiere, necesariamente, el conocer estas nuevas herramientas tecnológicas. Como anécdota, cuando eso del ‘streaming’ era una palabra que no estaba incorporada todavía en el lenguaje ordinario y había prácticamente que explicar qué era eso, ya hacíamos en Salamanca, por ejemplo, una oración online que comunicaba, a un mismo tiempo, a personas de distintos continentes, en una única experiencia de fe y celebración.
P.- Aun así, habrá quien piense que nada puede sustituir a la clase magistral presencial… ¿Cómo se salvan esos escollos? ¿Permite lo virtual un mayor acompañamiento personal, aunque haya miles de kilómetros de distancia?
R.- Enlazando con lo anterior, antes de responder a las dos preguntas, es bueno recordar que los dominicos fuimos pioneros en España, y en todo el mundo hispano, en internet. El portal dominicos.org tiene, actualmente, mucha influencia y un gran tráfico a nivel de consultas. De hecho, la Escuela de Teología en Internet (ETI) que estamos ahora lanzando, o, mejor, refundando, llevaba ya unos cuantos años de funcionamiento. Fue una de las primeras iniciativas de formación online que se dieron, pero, por distintas razones, se había descolgado de las grandes revoluciones que en la comunicación se estaban dando. Después de un trabajo de más de un año con la Oficina de Comunicación de Dominicos de España, ofrecemos una plataforma nueva y renovada, incorporando lo mejor de las nuevas tecnologías.
Respondiendo a la primera parte de su pregunta: la respuesta es no. Lo presencial, vital, siempre será la primera modalidad en la enseñanza y en otros ámbitos, pero también, a partir de ahora, ya no será ni la única ni mucho menos, la forma exclusiva de trabajo y de enseñanza. Empezaremos a transitar hacia clases más bien híbridas, entre lo presencial y virtual. Somos conscientes, cada vez más, que el mundo está interconectado y la experiencia virtual existe, crea sentido y te permite acceder a la información de una manera inimaginable hace unos años. No olvidemos que gran parte de nuestra enseñanza está dirigida a los llamados nativos digitales, para los cuales todo este mundo le es plenamente natural. ¿Se puede acompañar virtualmente? Por supuesto que sí. La pandemia ha dejado momentos memorables de despedida, de oración y también de acompañamiento espiritual ante tanta soledad como se vivió.
P.- Se habla de la necesidad de laicos formados para una mayor corresponsabilidad en la Iglesia, pero, ¿qué características tiene que tener esa formación?
R.- La primera característica de la formación es que sea sólida, sistemática, organizada por áreas temáticas, y esto sólo lo pueden hacer, actualmente, las escuelas de teología que dependan de facultades, de centros de educación superior, como es nuestro caso. La ETI es una parte de la histórica y, por qué no decirlo, gloriosa Pontificia Facultad de San Esteban. Hablar de teología en Salamanca, es hablar de los dominicos. La iglesia demanda de laicos formados para dar testimonio del evangelio en una sociedad secular, muchas veces enfrentada a la experiencia religiosa. Sólo si su formación es sólida podrán dar razón de su fe y esperanza, trabajando por una sociedad que se parezca más a la del Evangelio.
P.- Adentrarse en el conocimiento de la teología, ¿tiene que pasar necesariamente por obtener un título de grado?
R.- Buena pregunta. Nosotros en esta nueva etapa que vamos a iniciar, (las clases empezarán el 01 de octubre) tenemos implementado un primer programa llamado de “Formación Teológica” orientado a laicos, religiosos y, en general, a todas aquellas personas interesadas en estos estudios, el cual lleva años de implantación. Este programa, como su nombre lo indica, busca entregar en tres cursos los elementos básicos de la reflexión teológica; no está reconocido oficialmente (como tantos otros programas que se ofrecen), y lo decimos cada vez que se nos pregunta; está explicitado en las primeras páginas de la guía académica.
¿Es esto un gran problema para nuestros alumnos? Para la inmensa mayoría, no, porque cuenta con el prestigio de la institución Facultad de San Esteban, dominicos, y la gente lo entiende perfectamente; la inmensa mayoría más que títulos busca una formación sólida, y en este caso avalada por una tradición teológica como es la dominicana con ocho siglos de reflexión intelectual. Esperamos, también, en el futuro ofrecer algún programa que sí pudiese tener ese reconocimiento oficial, necesario para dar clases en centros educativos. A medida que vayamos consolidando la Escuela ofreceremos nuevos programas académicos, la oferta será diversa, y las exigencias académicas de cada programa, también.
La demanda mayor que hoy tenemos son seminarios específicos sobre Jesús, exégesis bíblica, y cómo no, la filosofía teología de Santo Tomás que es nuestro gran referente. La experiencia más interesante y motivante que tenemos es cuando laicos de otros continentes, sin muchas posibilidades de acceso al conocimiento teológico (catequistas, diáconos permanentes, agentes de pastoral), o comunidades de religiosas de clausura, piden estudiar con nosotros, ahí te das cuenta del alcance que tiene hoy la formación online que traspasa fronteras, genera flexibilidad en los estudios y pone al alcance de todos el saber, que hasta hace unos años estaba reducido a pocos. Creedme que en muchos casos la formación online es la puerta para que cristianos de distintos contextos, con recursos muy diversos, puedan acceder a este tipo de educación; estamos ante todo un avance en la llamada “democratización” del saber.
P.- ¿Cómo hacer cercano el estudio de la teología hoy para quien, creyendo, es profano en la materia?
R.- Lo primero es hacer ver a los cristianos que el estudio de la teología no es algo exclusivo para consagrados o seminaristas, sino para todos los bautizados. Como en todos los ámbitos de la vida necesitamos formarnos, crecer y conocer los fundamentos de nuestro acto de fe, y esto se hace más urgente hoy en una sociedad plural como la nuestra, cuando vemos que el cristianismo debe convivir con otras propuestas globales de sentido. ¿Dónde está lo esencial del proyecto de Jesús y de la experiencia cristiana? Sólo la teología nos aporta razones. También, y no menos importante, es que la teología tiene que conectar con la sociedad, ser respuesta a los grandes problemas e interrogantes de los hombres y mujeres de hoy. Por eso en la tradición teológica dominicana hablamos de teología en diálogo con la cultura, en la ‘frontera’, para ser respuesta a los grandes problemas de sentido que todos los seres humanos tenemos. De ahí la expresión “sacar la teología de los claustros”, para que esté presente en la sociedad trabajando por un mundo más humano.
P.- ¿Qué materias sí o sí debe contener hoy un programa de formación teológica si se quiere ser esa Iglesia en salida que propone Francisco?
R.- Ser fieles al magisterio del papa Francisco en teología, me parece, es mostrar “la alegría del Evangelio”, aportando un mensaje de vida y esperanza a una sociedad que sigue necesitando de Dios. La teología nos da los fundamentos para que esa ‘salida’ la hagamos con respeto a otras sensibilidades, en diálogo con otros saberes, tendiendo puentes y aportando las semillas del Reino para que este mundo se parezca cada vez más al proyecto de Jesús de Nazaret.