“No caigamos en la trampa de quienes quieren que veamos en la vacuna una violación de nuestra libertad”, ha dicho el cardenal arzobispo de Florencia
A partir del próximo 15 de octubre será necesario que todos los trabajadores italianos presenten el certificado covid (‘green pass’) para acceder a sus puestos de trabajo. Del mismo modo, será imprescindible mostrarlo para consumir dentro de bares y restaurantes, así como para entrar en museos, cines, teatros, espectáculos, gimnasios y otros espacios y hacer uso del transporte público, como aviones, trenes, barcos y autobuses de larga distancia.
Parece, de hecho, que el único lugar donde no será necesario presentar el certificado son las iglesias, ya que el nuevo decreto –por el cual Italia se convierte en el país más restrictivo en este sentido– reconoce que, para asistir a misa y otras celebraciones litúrgicas, no es necesario presentarlo.
De esta manera, continúan vigentes las medidas con las que los templos llevan conviviendo más de un año: distancia interpersonal, medidas de protección como mascarillas y gel desinfectante… Todo ello, sumado a la invitación a vacunarse que la Conferencia Episcopal Italiana hacía hace unas semanas a los fieles, pero, sobre todo, a los sacerdotes, trabajadores de las diócesis y agentes de pastoral.
“Más allá de las obligaciones, somos conscientes de que está en juego el bien común”, han subrayado los obispos, haciendo referencia a las palabras del papa Francisco que definió la vacunación contra el Covid como “un acto de amor”. Por su parte, el cardenal arzobispo de Florencia, Giuseppe Betori, advirtió de la necesidad de no caer “en la trampa de quienes quieren que veamos en la vacuna una violación de nuestra libertad”.