El presidente de la Conferencia Episcopal Española hace un llamamiento a toda la sociedad a vivir la cultura del encuentro: “Esa es hoy la posición de la Iglesia. Hay que agotar siempre todos los cauces de diálogo”
El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, en una entrevista con Enric Juliana en La Vanguardia, propone una evangelización con “ardor” en medio del “avanzado proceso de secularización” que viven las “sociedades europeas”; aunque hay “brotes que nos envían una señal esperanzadora”.
En lo que a relaciones con el Gobierno se trata, Omella destaca el acuerdo con el “registro de los bienes de la Iglesia” durante la época de la vicepresidenta Carmen Calvo y el primer encuentro con el nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Mientras espera reunirse con la nueva ministra de Educación, Pilar Alegría, destaca la colaboración con la situación de Ceuta o la acogida de los refugiados afganos. Citas que no ocultan, para el cardenal, que “en este país, con todo lo que ha ocurrido durante la pandemia, ha faltado diálogo, ha faltado diálogo con el conjunto de la sociedad”. Aterrizando el diálogo en la cuestión de los indultos a los políticos presos catalanes, recuerda que “el episcopado no habló de manera directa de los indultos”.
“Hacen falta más puentes”, reivindica el purpurado. “Yo ya sé que en algunos temas, sobre todo de carácter moral, no vamos a coincidir con el actual Gobierno, pero queremos que nos escuchen”, apunta señalando el legado del Vaticano II y los papas como Francisco que apela a la “cultura del encuentro”. “Esa es hoy la posición de la Iglesias. Hay que agotar siempre todos los cauces de diálogo”, apela. “Hay mucha crispación en esta sociedad y no solo crispación política. Hay tensión en muchos planos. Hay crispación también en la esfera familiar y privada. Esta es una sociedad con muchas heridas por cerrar”, lamenta.
“Detecto un gran cariño hacía el Papa. Me he encontrado con personas que me han dicho que Francisco les ha reconciliado con la Iglesia”, destaca al valorar las posibles críticas al papa desde la Iglesia o la política. “El Papa es un hombre con posiciones éticas claras, que habla al corazón de las personas. Quizás algunos preferirían un Papa más beligerante, pero a Francisco la gente lo entiende. ‘Yo lo entiendo’, me dicen en los pueblos en lo que yo fui cura.
Valorando la pandemia, reconoce que “estamos desorientados. Hay un asunto crucial que es la familia, la célula básica de la sociedad. La familia está siendo vista desde otra perspectiva. Hay pocos nacimientos, la sociedad está envejeciendo”. Además, recuerda, “hay mucha gente que se ha quedado sin trabajo y que tendrá muchas dificultades para encontrarlo. Hay muchas empresas que han cerrado y que no volverán a abrir”. Ante esto, advierte de que “hay una bomba social que puede explotar si las ayudas no se gestionan bien”.
Repasando cuestiones de actualidad eclesial comentó los últimos titulares sobre la Iglesia en Cataluña. “Pido que no se eche más leña al dolor de la diócesis de Solsona. No juguemos con el morbo”, reclamó en lo referido a la renuncia del obispo Xavier Novell. Además, alabó la labor de Josep Maria Soler al frente de Montserrat y felició al nuevo abad transmitiéndole “Mis mejores deseos para la comunidad benedictina de Montserrat, que siempre contará con el apoyo de todos los obispos de Cataluña”.