Los jóvenes correntinos peregrinaron hacia el Santuario de Itatí

El arzobispo de Corrientes aseguró que peregrinar es una actitud de vida y los invitó a hacerlo con esperanza y valentía

Los jóvenes correntinos peregrinaron hacia el Santuario de Itatí

Andrés Stanovnik, titular de la arquidiócesis de Corrientes, festejó que el amor de los jóvenes hacia la Virgen de Itatí, los hizo creativos e inventaron alternativas para encontrarse con la Madre, frente a la realidad de la pandemia que limitó el camino para llegar a Ella. 



Los jóvenes fueron convocados bajo el lema: “Junto a Jesús, José y María, peregrinamos con esperanza y valentía”. Y durante el fin de semana realizaron algunos encuentros y acciones en forma bimodal.

En la celebración principal, y basándose en las lecturas bíblicas, el arzobispo destacó que el peregrino no se desvía del camino porque pone su confianza en Jesús, y que asume la sabiduría que viene de lo alto, pura, pacífica y dispuesta a hacer el bien. “Esta es la sabiduría del peregrino, su compromiso y su fortaleza en el camino”, expresó.

Agregó que el peregrino decide su esperanza y valentía a cada paso; no confía en sí mismo, sino en Jesús, José y María, y con ellos y como ellos, espera en Dios que jamás abandona a los que se confían en él.

Valentía y Esperanza

Stanovnik puntualizó que, justamente, la esperanza y la valentía hacen la diferencia entre el peregrino y el vagabundo. Para el vagabundo, pensar en una meta es un ejercicio agotador. No lo mueve la esperanza, sino el interés por encontrar algo que le produzca algún placer; no lo motiva el esfuerzo, y le  gusta el camino ancho, sin obstáculos. “En el fondo es un individuo que está siempre buscando algo, pero teme encontrarse con alguien… es un solitario que merodea sin rumbo y sin la alegría de vivir. Es como ese turista que pasa por la vida… sin que nada le atraviese el corazón”.

En contraposición, el obispo de Corrientes reinvindicó la figura del peregrino que sabe hacia dónde va; anhela peregrinar con otros, porque su meta es el encuentro. No hay obstáculos que no esté dispuesto a enfrentar y superar. Además, experimenta es una fuerza superior que lo sostiene y anima a seguir. Vive la alegría del encuentro, tiene esperanza, es valiente, sabe lo que espera. Como expresa el documento de Aparecida, vive la experiencia de un misterio que lo supera, el hermoso misterio de la trascendencia de Dios y también de la Iglesia (260).

Asimismo, Stanovnik, expresó que el peregrino está atento a la meta y en el que camina a su lado. La meta es el santuario, el lugar de encuentro, al que tiene que llegar junto con sus compañeros de camino, y está atento a sus necesidades. El peregrino es fraterno, amable y alegre aun en medio de las adversidades, porque sabe que Cristo mismo se hace peregrino, y camina resucitado entre los pobres. 

Peregrinar, actitud de vida

El titular correntino aseguró que el peregrino, cuando regresa a su lugar, no deja de ser peregrino. “Porque peregrinar es una actitud ante la vida”. Estará atento a no convertirse en una especie de vagabundo en la vida. No pierde la esperanza ni en sí mismo ni en sus compañeros. Cuando ve que flaquean se acerca a ellos, y está dispuesto a sostenerlos y animarlos.

El verdadero peregrino se siente seguro porque pone su confianza en Jesús, José y María. Ellos son su fortaleza, su valentía y su esperanza… siente que es parte de una familia que peregrina, se integra gustosamente a ella, colabora sin hacerse notar, descubre que es Iglesia y en ella se siente seguro como pueblo que camina hacia el encuentro con Dios”, aseveró.

Finalmente, ratificó la actitud de la cercanía con los que sufren las consecuencias de la pandemia: los enfermos y familiares que perdieron a sus afectos sin poder despedirse de ellos; los que se empobrecieron; el “heroico” personal de la salud y otros agentes sanitarios. Y, especialmente, la cercanía hacia los jóvenes del Noreste argentino (NEA) y de otros lugares que anualmente peregrinan a este santuario. Deseó que a todos ellos, María de Itatí los cubra con su manto, los proteja de todo mal y, con Jesús y José, los anime a ser peregrinos con esperanza y valentía en la vida de todos los días. 

La bendición final la realizaron, en forma conjunta, los obispos de la región: Ramón Dus, arzobispo de Resistencia; Ángel Macín, obispo de Reconquista; Gustavo Montini, obispo de Santo Tomé; y el propio arzobispo de Corrientes, Stanovnik.

 

Foto: diario El Libertador
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