“La Iglesia en España no está dormida”, reclama la Conferencia Episcopal Española en el marco de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebra el próximo 26 de septiembre
“Acojamos la realidad migratoria y, a partir de ahí, construyamos sociedad”. Está ha sido la receta del obispo auxiliar de Madrid y responsable de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, José Cobo, durante la rueda de prensa de presentación de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2021, que se celebra el próximo 26 de septiembre con el lema ‘Hacia un nosotros cada vez más grande’.
El prelado ha ofrecido toda la fuerza de la Iglesia para “conseguir un ‘nosotros’ con mayúsculas de la mano de la sociedad civil y las administraciones”. “Abrimos nuestros brazos para trabajar juntos por esto. Caminar hacia un nosotros cada vez más grande”, ha añadido parafraseando el lema aprobado por el papa Francisco.
Preguntado por la manifestación neonazi de este pasado fin de semana por las calles de Madrid, en la que también se lanzaron proclamas xenófobas, Cobo ha advertido que “la indiferencia en nuestra sociedad, el no conocer la realidad, es un obstáculo a nuestro proyecto cristiano”.
Pero “todas estas dificultades aprendemos a mirarlas, no simplemente encapsularlas”, ha afirmado reconociendo que “debemos detectar las raíces xenófobas en nuestra sociedad y, con el bagaje que tenemos, proponer que todo el mundo es posible”. Porque “nuestra propuesta va más por la fascinación. Denunciar, lo hacemos, pero nuestro mayor tesoro es proponer”, ha subrayado.
Por su parte, el director del Departamento de Migraciones de la CEE, Xabier Gómez, OP, ha invitado a construir entre todos una sociedad “más justa y fraterna”.
“Pocos conocen que la Jornada Mundial de las Migraciones no es una ocurrencia del Papa. Este año será la 107ª. Frente a la ‘globalización de la indiferencia’ que Francisco denunciaba proféticamente desde Lampedusa en 2013, la Iglesia continúa proponiendo la ‘globalización de la solidaridad'”, ha explicado.
Desde el Departamento de Migraciones de la CEE, es decir, desde la red que conforman las 70 delegaciones o secretariados diocesanos de Migraciones, “llevamos años viendo nacer y crecer experiencias de acogida, hospitalidad, defensa de la vida y los derechos de las personas migradas”, ha celebrado.
En defensa de las personas migrantes y ante discursos de odio, ha recordado que estas personas “revitalizan y rejuvenecen nuestros pueblos y comunidades, que aportan a nuestro crecimiento económico y espiritual”.
Asimismo, ha puesto en valor a esas “familias que abren sus casas, comunidades religiosas y parroquias acogiendo migrantes, celebraciones de la fe con expresiones culturales diferentes, círculos de silencio que despiertan conciencias, voces que se alzan en la defensa de la verdad y los derechos de los más vulnerables”.
Toda esta realidad en la que se mueve la Iglesia confirma que es una Iglesia viva. “La Iglesia en España no está dormida, conoce las fragilidades, las contradicciones e incoherencias, pero no arroja la toalla y quiere seguir saliendo a los caminos”, ha señalado el dominico.
Para el religioso, “toca reconocer que, desde los territorios de frontera, islas, costas, hasta el interior, en los campos con jornaleras y jornaleros; desde la España más poblada hasta la que reclama no ser más la ‘vaciada’, existe ya en la medida de sus fuerzas, un ‘nosotros’ que acompaña la causa de la vida digna, que reza y trabaja por hacerse ‘cada vez más grande’”.
Por último, Milagros Tobías, migrante venezolana perteneciente a la comunidad parroquial de Nuestra Señora del Camino (Madrid), ha compartido su testimonio vital.