“Debemos buscar múltiples maneras de pasar de la asistencia, necesaria pero transitoria, al trabajo seguro, registrado, con derechos sociales y a la salud. Estamos convencidos que este es el camino que moviliza cambios profundos y duraderos en las comunidades más vulnerables”, expresó el director ejecutivo de Cáritas Argentina, Nicolás Meyer, en el lanzamiento de la campaña que promueve la inserción laboral.
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Con la campaña “Podemos soñar” pretenden impulsar iniciativas que utiliza el trabajo como recurso básico para responder a la pobreza y la desocupación. Por lo tanto, durante este mes, se difundirán estos proyectos de promoción laboral y social.
Mayor desocupación
Según loa datos brindados por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), la crisis económica-sanitaria generó pérdidas de empleo, disminución del nivel de actividad laboral y una mayor desocupación, que alcanzó al 14 % de la población económicamente activa. “Esto da solo una idea de la magnitud del problema en Argentina y la necesidad de encontrar soluciones de manera urgente”, subrayó Meyer.
Sin embargo, reconoció que hoy están inmersos en un debate sano que implica la transición de la ayuda social al trabajo genuino. La experiencia confirma que el camino pasa por esta instancia de cambio para la vida de las personas.
Dignidad y trabajo
Por su parte, el presidente de Cáritas Argentina, Carlos Tissera, obispo de Quilmes, expresó que la Iglesia siempre dio un mensaje claro acerca del respeto a la dignidad de la persona humana y el trabajo.”
Recordó las palabras del papa Francisco a los movimientos populares en Bolivia en 2015. En el mensaje, afirmo que No basta con dejar caer algunas gotas cuando los pobres agitan esa copa que nunca derrama por sí sola. Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras, coyunturales. Nunca podrían sustituir la verdadera inclusión: esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario”.
Tissera y Meyer aseguraron que en la organización conocen el profundo malestar psicológico y emocional que genera el desempleo o el trabajo precario. Allí los voluntarios diariamente acompañan los procesos de promoción, brindan ayuda material y contención espiritual en los barrios, pero el reclamo es por la pérdida de puestos de trabajo.
El obispo destacó que encontrar la fórmula para multiplicar trabajos calificados, con capacitación y mejor remuneración es el principal desafío que enfrenta nuestro país en su futuro inmediato; porque “el trabajo decente devuelve la esperanza y renueva la fe en desplegar un proyecto de vida para las personas y sus familias”, concluyó.