El secretario de Estado del Vaticano ha participado en la Asamblea Plenaria del organismo, que celebra su 50 aniversario
“La evangelización es el motor que debe mover a la Iglesia en todas partes y en todo momento, según el mandato que le dio el Señor Jesús: ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura'”. Así lo ha recordado el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, durante su intervención en la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), organismo que celebra el 50 aniversario de su fundación.
“El primer objetivo del CCEE es precisamente el de ser ‘un organismo de comunión entre las Conferencias Episcopales de Europa para la promoción y cuidado del bien de la Iglesia’. Ese principio está íntimamente relacionado con la promoción de la evangelización en el continente europeo”, ha explicado Parolin. De esta manera, “comunión y evangelización son como los dos fuegos dentro del los que ha cumplido su misión, que debe surgir del corazón mismo de Cristo”.
Por todo ello, Parolin ha subrayado que la “constante invitación del Santo Padre a ser una ‘Iglesia en salida’ debe alentar no solo la misión y evangelización de nuestro continente que es cada vez más ajena a su historia y sus raíces, pero nos empuja también a una caridad fraterna más viva”.
“Medio siglo de experiencia nos enseña que el gran la misión del Consejo de Conferencias Episcopales de este continente no consiste en la construcción de una ‘curia’ continental para gobernar de acuerdo con los mismos criterios prácticos que las Iglesias particulares”, ha dicho el actual presidente de la CCEE, Péter Erdő. “Más bien, es formar un foro de caridad fraterna, donde podemos intercambiar nuestras experiencias, estudiar fenómenos que son de de vital importancia, al menos en ciertas partes, reforzarse mutuamente en la misma fe, escuchar la alegría y el sufrimiento de nuestros hermanos y tratar de ayudar según nuestras posibilidades”.
Por su parte, el cardenal Angelo Bagnasco, ex presidente del CCEE, ha afirmado que “como pastores, miramos con cariño y temor a Europa, y nos gustaría que siempre caminemos juntos desde el Atlántico hasta los Urales”. “El continente es un cuerpo”, ha señalado, “nacimos juntos, y continuamos –gracias sobre todo a la presencia cristiana– a respirar esa savia que es el Evangelio original en el encuentro fecundo entre fe y razón”. Una “relación virtuosa” sin la cual, opina Bagnasco, “todo se complica, y hasta el diálogo sincero carece de las herramientas necesarias”.
Asimismo, en la Asamblea ha intervenido el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), quien ha puesto su confianza por el futuro de Europa en los jóvenes. “Son el manantial del continente”, ha afirmado Bassetti. “Tenemos la tarea de acompañarlos y apoyarlos”, ha dicho, convencido de que “no hay progreso sin juventud”. “El futuro debe construirse desde la esperanza”, ha aseverado el cardenal. Y, para ello, “es necesario protagonismo de los jóvenes, de sus sonrisas, de sus gestos cariñosos, de los suyos la amistad a partir de los ancianos, de las personas que viven en la desesperación, especialmente en este tiempo”.
“Por lo tanto”, ha insistido, “es importante comunicarles alegría del Evangelio, el sabor de la amistad con Jesús”. “Sobre todo ayudarles entender que los problemas y dolores de los hermanos nos desafían, que es Cristo que marca la diferencia y que la vida no es igual con Él o sin Él. Es realmente importante criar a la generación joven a la luz de Palabra que salva”.
En este sentido, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, ha apuntado que “en el horizonte de la misión universal del Iglesia, Europa representa una realidad singular y única para el secular” porque la tradición cristiana “ha dado forma a su cultura y sus instituciones”. “A pesar de los largos conflictos, los siglos, a pesar de la secularización y el ateísmo presentes en su territorio, queda en Europa un humus de fe siempre vivo y capaz de nuevos brotes de comunión y misión”, ha aseverado.
Por ello, “los pastores de las Iglesias en Europa deben estar conscientes de contribución que los cristianos de este continente pueden ofrecer a la humanidad, indicando la raíz profunda de esta dignidad, es decir, proponiendo esa visión del hombre, imagen de Dios, que culmina en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo y ofrece un horizonte de esperanza trascendente y fraternidad para todos. humanidad.
El arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Estados Unidos (USSCB), José H. Gómez, también ha enviado su mensaje a la Asamblea, en el cual ha destacado que la “gran contribución” de la CCEE ha sido la de “promover la verdad sobre el ser humano creado a imagen de Dios y los valores universales de libertad, igualdad y justicia para todos”. “Con su trabajo, la Iglesia ha servido verdaderamente al alma de Europa como signo de esperanza para el mundo entero”, ha afirmado Gómez.