Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), ha participado en la conmemoración del 50º aniversario, que este año han tenido el lema: “50 años al servicio de Europa, memoria y perspectivas en el horizonte de Fratelli Tutti”.
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El prelado, en nombre de sus hermanos obispos de América Latina, compartió un mensaje en el que ha destacado el valor de la colegialidad en clave sinodal en perspectiva de la reestructuración que han ejecutado y han entroncado con la Asamblea Eclesial.
Además ha destacado los ejercicios de asambleas parroquiales que varias conferencias latinoamericanas promueven como Venezuela, Perú y Brasil, las cuales tienen etapas parroquiales, diocesanas y provinciales.
Para Cabrejos todo esto “se percibe el soplo del Espíritu que renueva la Iglesia, pues están emergiendo nuevas estructuras y prácticas en clave sinodal”.
Restructuración en clave sinodal
En cuanto al proceso de renovación y reestructuración que iniciaron en 2019 con el Mandato de Tegucigalpa, ha ratificado que los obispos desean “promover y fortalecer una cultura sinodal en nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña”.
Ello implica “la toma de decisiones e implementación en los distintos ámbitos eclesiales, así como la animación de las diversas pastorales”.
“De parte del Celam, deseo reafirmar que los obispos queremos caminar juntos con nuestros hermanos y hermanas en la fe, tanto del laicado como del sacerdocio y de la vida religiosa”, ha indicado.
De hecho –explica el prelado– las estructuras del Celam fueron creadas con el fin de aprender cada vez más a discernir juntos lo que el Espíritu Santo le dice a nuestra Iglesia y para responder de modo generoso y articulado a su llamado.
Por una fe encarnada
Por otra parte, Cabrejos ha recordado “desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha promovido desde una ‘escucha creciente’ y una apertura al ‘amplio diálogo’ como la inculturación de la fe cristiana en los diversos contextos socio-culturales”.
Al respecto, ha señalado que “con el énfasis en la lectura continua de los signos de los tiempos y del necesario “aggionarmento”, el Vaticano II nos proporcionó una nueva categoría teológico- eclesiológica y pastoral muy importante: la fe siempre debe encarnarse”.
Es así como en “la exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonia, el Papa nos recuerda que todo lo que la Iglesia ofrece debe encarnarse de modo original en cada lugar del mundo (…). La predicación debe encarnarse, la espiritualidad debe encarnarse, las estructuras de la Iglesia deben encarnarse”.
A esta contribución del Vaticano II se añade el principio de colegialidad episcopal, por tanto “la Iglesia de Latinoamérica y de el Caribe le dio mucha importancia, incluso antes del Vaticano II con la creación del CELAM como un organismo de colaboración”.
“Desde sus inicios y para evitar el centralismo, sus estructuras organizativas fueron creadas, según las nuevas necesidades y desafíos pastorales: para una práctica colegial en la región, para fortalecer la cooperación a nivel continental y para el desarrollo de la misión y la acción pastoral”, agregó.
Foto: Celam