Vaticano

Francisco recuerda a los obispos focolares que “el sueño de Dios es reconciliar a todos en Cristo”

“Sigan sonriendo, que es parte de su carisma”, les ha dicho el Papa al recibirles hoy en el Vaticano





El papa Francisco ha recibido en audiencia hoy, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los obispos amigos del Movimiento de los Focolares, a quienes ha recordado que, tal como promueve el carisma fundado por Chiara Lubich, la unidad es la base fundamental del “sueño de Dios”, cuyo “proyecto” es “reconciliar y armonizar todo y a todos en Cristo”.



Este es, además, “el sueño de la fraternidad”, al que dedicó la encíclica ‘Fratelli Tutti’. De esta manera, “ante las ‘sombras de un mundo cerrado0, donde muchos sueños de unidad ‘se hacen añicos’, donde ‘falta un proyecto para todos’ y la globalización navega ‘sin una ruta común’, donde el flagelo de la pandemia corre el riesgo de exasperar las desigualdades, el Espíritu nos llama a tener la audacia, la parresía, de ser uno”.

Asimismo, el Papa ha señalado que “la valentía de la unidad es atestiguada sobre todo por los santos”. Ejemplo de ello son “san Cornelio, Papa, y san Cipriano, obispo”. “Pero pensemos también en muchos testigos de nuestro tiempo, pastores y laicos, que tuvieron la audacia de la unidad”, ha continuado Francisco, “pagando un precio muy alto en persona”.

Y es que “la unidad que Jesucristo nos ha dado y nos da no es unánime, no se lleva bien a toda costa”, sino que “obedece a un criterio fundamental, que es el respeto a la persona, el respeto al rostro del otro, especialmente al pobre, al pequeño, al excluido”. De esta manera, el Papa les ha recomendado, además, ser “siempre abiertos, nunca exclusivos” para crecer “en el servicio de la comunión”. “Sigan sonriendo, que es parte de su carisma”, ha añadido Francisco.

Obispos y focolares, unidos

Francisco ha aseverado que la Obra de María o el Movimiento de los Focolares “siempre ha cultivado, por el carisma recibido de su fundadora Chiara Lubich, el sentido y el servicio de la unidad: unidad en la Iglesia, unidad entre todos los creyentes, unidad en el mundo entero“. “En medio de las laceraciones y destrucciones de la guerra, el Espíritu puso una semilla de fraternidad en el corazón joven de Chiara, una semilla de comunión”, ha afirmado.

“Una semilla que se desarrolló y creció a partir de ese grupo de amigos en Trento, atrayendo a hombres y mujeres de todos los idiomas y naciones con el poder del amor de Dios, que crea unidad sin anular la diversidad, mejor dicho, realzándolos y armonizándolos”, ha dicho.

Así, el Papa ha apuntado que, en este sentido, “es evidente el ‘parentesco’, por así decirlo, que existe entre este carisma y el ministerio de los obispos”, ya que estos están “al servicio del pueblo de Dios, para que se edifique en la unidad de la fe, la esperanza y la caridad”. Y es que “en el corazón del obispo, el Espíritu Santo imprime la voluntad del Señor Jesús: que todos los cristianos sean uno, para alabanza y gloria del Dios uno y trino y que el mundo crea en Jesucristo”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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