Cáritas Diocesana de Getafe ha incrementado un 127,93% su asistencia en 2020, un reflejo de los efectos a medio y largo plazo de la pandemia. De hecho, durante la primera oleada de coronavirus se triplicó la demanda de ayuda. En total, 33.048 personas recibieron algún tipo de prestación a través del programa ‘Acogimiento y Asistencia’ coordinado por la ong de la Iglesia en el sur de Madrid. De ellas, el 63% son mujeres, un dato que se dispara hasta el 70,67% en el programa de empleo.
Durante la presentación de la memoria diocesana de la plataforma eclesial, también se destacó cómo la emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto el problema de acceso a una vivienda digna en la Comunidad de Madrid. Así, si en un primer momento, las peticiones de ayuda estaban orientadas a recibir alimentos y artículos de primera necesidad, las solicitudes vinculadas al alquiler y al pago de los recibos del hogar llegan ahora al 42,57%.
“Aunque todavía no tenemos datos de 2021 oficiales todavía, el recibo de la luz en este año y demás suministros va a suponer un gasto importante”, explicó la secretaria general de Cáritas Getafe, Maite Herrero
La puesta en marcha de todos estos proyectos ha sido posible gracias a más de 3.000 donaciones de particulares y empresas que se han traducido en 300.000 euros de ingresos. Además, los convenios con los ayuntamientos de la región han permitido doblar el presupuesto en un 114,45%.
“Un año más nos encontramos con el rostro femenino de la pobreza en el sur de Madrid, latinoamericana o española, con pareja y con hijos, que vive en régimen de alquiler”, detalló Herrero, que recordó cómo el 90 por ciento de las solicitudes que llegadas por la web o por teléfono en los primeros meses de pandemia, lo hacían por primera vez o desde hace más de cinco años. “Nos pedían alimentos y nos preguntaban: ‘¿Qué tengo que hacer? Nunca me he visto así’”, rememoró.
El director de Cáritas Getafe, Enrique Carrero, destacó que “la crisis económica y social ha generado graves consecuencias en muchas personas”. “Nuestra Cáritas nunca cerró ni se paralizó, pero sí tuvimos que adaptar nuestra forma de trabajar y nos obligó a reinventarnos”, apuntó, subrayando el esfuerzo realizado en materia de digitalización para la formación y el acompañamiento. “Ha sido muy importante la incorporación de jóvenes al voluntariado en los momentos más duros de la pandemia”, añadió Herrero. Con la mirada puesta en el futuro, subrayó que “seguiremos acompañando a las familias para reducir la angustia de tanta gente, seguiremos trabajando para ello, seguiremos siendo más pueblo”.
“La pobreza no tiene rostro, pero los pobres, sí”, manifestó el vicario general de Getafe, José María Avendaño. A la luz de la memoria de Cáritas, el sacerdote expresó que “estamos en la brecha que nos manda el Evangelio y que nos manda el Señor, que se concreta en tocar las heridas y las llagas de nuestro prójimo”.
Por su parte, el vicario de Caridad de la diócesis de Getafe, Aurelio Carrasquilla, expuso que “muchas de las personas que fueron ayudados en la crisis de 2008, que habían superado ese bache con pinzas, han sido los primeros en caer y a los que hemos tenido que volver a echar una mano”.