El secretario para las Relaciones con los Estados participa en la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares
Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados dentro de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, ha intervenido en la reunión de alto nivel de la ONU para conmemorar y promover el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, que se celebra el 26 de septiembre, y ha ratificado la postura del Vaticano. Para el arzobispo, esta jornada es “una ocasión para hacer notar al mundo, y en particular a los dirigentes de los Estados poseedores de armas nucleares, la insistente demanda de la humanidad de que se eliminen las armas nucleares y las numerosas promesas de este foro de liberar al mundo de la amenaza de la guerra nuclear”.
En su intervención, Gallagher recordó el compromiso adquirido, hace cuatro años, con el Tratado sobre la Prohibición delas Armas Nucleares, que ha entrado en vigor en enero. “La Santa Sede está agradecida a los Estados que han firmado y ratificado el Tratado, y anima a los Estados reticentes a unirse a este importante acuerdo”, exhortó.
Analizando las reticencias a esta firma, señaló “la política de disuasión, que impulsa la carrera armamentista y genera un entorno tecnológico deshumanizado que mantiene y agrava la desconfianza entre las naciones”. “La confianza entre las naciones garantiza la verificación y la Santa Sede apoya firmemente los acuerdos de desarme verificables”, añadió. También denunció “el gasto exorbitante de unos pocos Estados en la producción y despliegue de arsenales nucleares,que es una fuente de creciente desigualdad tanto dentro de las naciones como entre ellas”. En este sentido, reclamó “ante una pandemia mundial de duración incierta y el agravamiento de los efectos del cambio climático mundial, los Estadosdeben reducir los gastos militares para responder a las necesidades humanitarias y a las exigencias de nuestra casa común”.
Así, recordó las palabras del papa Francisco pidiendo “que los gobiernos apliquen el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, a constituir un Fondo mundial para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres”. El fin de las armas ncleares, concluyó, “está en el corazón de la misión de esta Organización y es eldeseo largamente incumplido de la familia humana. Ya es hora de que actuemos”.