La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) eligió el 3 de julio como nueva presidenta a María Dolores –“Maru”– Megina, técnica de prevención laboral y socia de una cooperativa del sector sociosanitario. La militante de la diócesis de Jaén estará ahora al frente del movimiento de la Iglesia cuya misión se desarrolla en el mundo obrero y del trabajo. Esta laica andaluza comparte con Vida Nueva su sueño de que Francisco avance el proceso de canonización del fundador de la HOAC, Guillermo Rovirosa, porque “la Iglesia necesita santos obreros”.
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PREGUNTA.- El Papa afirma con rotundidad que “el gran tema es el trabajo”. También lo es para la HOAC. ¿Y para el resto de la Iglesia?
RESPUESTA.- En 1994, la Conferencia Episcopal aprobó el documento La pastoral Obrera de toda la Iglesia. Con él se reconocía el trabajo de los movimientos especializados y de personas que durante mucho tiempo habían entregado sus vidas a esta tarea. Conviene destacar que por fin dejaba de ser una pastoral de los movimientos para ser una pastoral de toda la Iglesia. Ahora, el Papa viene a refrendar de manera clara este tema y supone un gran impulso para la misión.
Desde el principio de su pontificado, Francisco ha mostrado una especial preocupación por este tema. En nuestro país la realidad del mundo del trabajo va calando despacio en la Iglesia concreta, en las parroquias, aunque los obispos la hayan “firmado”. Nos toca a los movimientos apostólicos de la Pastoral del Trabajo seguir siendo impulsores de esta cuestión.
Pero siempre surgen oportunidades. Desde hace siete años nace en España la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente que surge de una declaración de 2013 de las organizaciones internacionales católicas en apoyo de la Organización Internacional del Trabajo intentando incluir el trabajo decente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Desde ese momento las organizaciones promotoras de esta iniciativa: Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, JEC, JOC y HOAC, junto a otras muchas que apoyan, trabajamos en equipo para hacer oír nuestra voz en la sociedad con actos de sensibilización, reivindicativos y celebrativos exigiendo que el trabajo sea decente porque de esto depende que muchas personas y familias trabajadoras tengan una vida digna y con futuro. Este trabajo de comunión eclesial está siendo una voz importante al interior y al exterior de la Iglesia por el que vamos ayudando también a que la Iglesia sitúe esta tarea entre sus orientaciones pastorales. En esta dirección, me consta que se están dando pasos en la Conferencia Episcopal.
P.- Precisamente, a las puertas de esta Jornada Mundial por el Trabajo Decente (7 de octubre), ¿cree que con la pandemia la sociedad ha tomado conciencia de la importancia del trabajo digno?
R.- Me temo que no haya servido de revulsivo. Cuando se habla de volver a la normalidad se plantea la vuelta a la situación de 2019 y en ese tiempo existía también un nivel alto de precariedad, de exclusión y paro, y de empobrecimiento. Esta sociedad necesita un cambio total de valores. Necesitamos humanizar el trabajo y la economía para que estén al servicio de la persona. Apostar por el bien común, por una acción política y unas instituciones al servicio de los empobrecidos. Necesitamos recrear unas relaciones fraternas y apostar por la amistad social como manera de empujar el futuro. Si no es así, la pandemia habrá sido una nueva crisis moral en la que se agranda la brecha entre pobres y ricos.
Guillermo Rovirosa
P.- Hace ya 18 años que se inició el proceso de canonización de Guillermo Rovirosa, fundador de la HOAC. ¿Sueña con que Francisco avance el proceso?
Estamos convencidos de que la Iglesia necesita santos obreros que sean reconocidos por la Iglesia universal. Esperamos con ilusión que culmine pronto. Entendemos que existe una gran sintonía con los momentos que vive la Iglesia y que sería un acierto que se procediera a su canonización en el pontificado de Francisco, aunque ya sabemos que estos procesos suelen ser largos. Habrá que orar con insistencia para que, si es voluntad de Dios, así sea.
P.- Tras 75 años de andadura, la HOAC acaba de renovar parte de su Comisión Permanente. ¿Qué acentos quieren marcarse en estos próximos tres años?
R.- Los militantes tenemos que insistir, de ahora en adelante, más en el ser que en el hacer. En este sentido, son totalmente válidas las orientaciones y medios que nos dimos en la anterior asamblea general. También las insistencias aprobadas. Pero yo destacaría en este momento la necesidad de cuidar las relaciones con las diócesis y los militantes que han tenido que reinventarse durante la pandemia para llevar a cabo su misión y dar respuesta a sus planificaciones. Tenemos que cuidarnos, recomponernos. Es fundamental que nos centremos en la vida comunitaria y que la Comisión Permanente esté atenta al servicio que de ella requieren las diócesis.
Por otra parte, tenemos por delante la preparación de nuestra XIV Asamblea General que celebraremos en 2023 y que vamos a poder preparar de manera reposada. Estamos acabando la celebración de nuestro 75 aniversario haciendo memoria agradecida de quienes nos han precedido y es importante que sepamos seguir su ejemplo de coherencia y fidelidad a la Iglesia y al mundo obrero.
P.- El Gobierno ha subido el salario mínimo interprofesional, que seguirá aumentando el próximo año. La HOAC ha reclamado proteger a quienes, aún con un empleo, no llegan a fin de mes. ¿Sirven estas medidas para esos trabajadores?
R.- Sí, con seguridad. Las subidas del salario mínimo ayudan a reducir la desigualdad social y la pobreza laboral. Los trabajadores llevamos décadas perdiendo poder adquisitivo y en la situación actual son 4,5 millones de personas las que están en pobreza severa y 1,2 millones de personas con empleo son trabajadoras pobres. Ante estos datos, la sociedad entera debiera de tomar conciencia de lo necesarias que son estas medidas aunque sigan siendo insuficientes.