Vaticano

El Papa: “Menos armas y más comida, menos hipocresía y más transparencia, más vacunas y menos fusiles”

Francisco ha protagonizado hoy el encuentro promovido por la Comunidad de Sant’Egidio ‘Religiones y Culturas en diálogo. Pueblos hermanos, tierra futura’





“Menos armas y más comida, menos hipocresía y más transparencia, más vacunas distribuidas igualitariamente y menos fusiles vendidos neciamente”. Estos han sido los principales reclamos que ha hecho el papa Francisco hoy en su discurso en el encuentro promovido por la Comunidad de Sant’Egidio: ‘Religiones y Culturas en diálogo. Pueblos hermanos, tierra futura’.



El evento, que ha tenido lugar frente al Coliseo, ha reunido a los representantes de las grandes religiones del mundo, así como distintas personalidades del mundo de la política –como Angela Merkel– y del activismo social, como la escritora superviviente del holocausto Edith Bruck. “Pueblos hermanos. Lo decimos teniendo el Coliseo a nuestras espaldas”, ha dicho Francisco. “Este anfiteatro, en un pasado lejano, fue lugar de brutales entretenimientos de masas: combates entre hombres o entre hombres y animales. Un espectáculo fratricida, un juego mortal hecho con la vida de muchos”, ha recordado.

Sin embargo, esto no quedó en el pasado, ya que, tal como ha apuntado el Papa, “hoy asistimos a la guerra, al hermano que mata al hermano como si fuera un juego que miramos de lejos, indiferentes y convencidos de que nunca nos tocará”. “El dolor de los otros no nos urge”, ha lamentado Francisco, “ni siquiera el dolor de los que han caído, de los migrantes, de los niños atrapados en las guerras, privados de la despreocupación de una infancia de juegos“.

Acabar con la guerra y los fundamentalismos

“Con la vida de los pueblos y de los niños no se puede jugar”, ha continuado, animando a los presentes a “no permanecer indiferentes” y a “empatizar y reconocer la humanidad común a la que pertenecemos, con sus fatigas, sus luchas y sus fragilidades”. Y es que “la verdadera valentía”, tal como ha aseverado Francisco, “es la valentía de la compasión, que nos lleva a ir más allá de la vida tranquila, más allá del no es asunto mío y del no me pertenece, para no dejar que la vida de los pueblos se reduzca a un juego entre los poderosos“. “No, la vida de los pueblos no es un juego, es cosa seria y nos concierne a todos; no se puede dejar en manos de los intereses de unos pocos o a la merced de pasiones sectarias y nacionalistas”, ha subrayado.

Dirigiéndose directamente a los representantes de las religiones, Francisco ha dicho que “estamos llamados a no ceder a los halagos del poder mundano, sino a ser voz de quienes no tienen voz, apoyo de los que sufren, abogados de los oprimidos, de las víctimas del odio, que son descartadas por los hombres en la tierra, pero que son preciosas para aquel que habita en los cielos”. 

“Es nuestra responsabilidad, queridos hermanos y hermanas creyentes”, ha incidido el Papa, “ayudar a extirpar el odio de los corazones y condenar toda forma de violencia”. “Con palabras claras, exhortamos a deponer las armas, a reducir los gastos militares para proveer a las necesidades humanitarias y convertir los instrumentos de muerte en instrumentos de vida”, ha enfatizado. “Les ruego, en nombre de la paz, que en toda tradición religiosa desactivemos la tentación fundamentalista, cualquier insinuación a hacer del hermano un enemigo”.

Por último, el Papa ha recordado que esta fraternidad y preocupación por el otro pasa también por el cuidado de la casa común. “Las religiones, cultivando una actitud contemplativa y no depredadora, están llamadas a ponerse a la escucha de los gemidos de la madre tierra, que sufre víctima de la violencia”, ha apuntado. Y ha recordado, además, que “hemos arrojado a la creación la contaminación de nuestro corazón”.

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