Durante la toma de posesión como segundo obispo de Iztapalapa, Jorge Cuapio Bautista también pidió colaboración del presbiterio para entregar a Dios una diócesis santa
Al final de su homilía en la Misa de inicio de ministerio episcopal, el nuevo obispo de Iztapalapa, Jorge Cuapio Bautista, tuvo que respirar profundo y esperar unos segundos antes de continuar su mensaje al pueblo de Dios, debido a la emoción que le embargó al pedir oraciones para realizar su ministerio al frente de una de las diócesis más grandes del mundo.
“Les suplico que no dejen de rogar por mí al Señor –dijo con voz entrecortada– para que me regale su Santo Espíritu, que nos hace fecundos y agradables a los ojos de Dios, quien nos da un mismo sentir y un mismo pensar, que nos sostiene y nos impulsa, que nos conforma y nos corrige, para que, en comunión con todos ustedes y por la intercesión de san Pablo Apóstol, patrono de nuestra diócesis, edifiquemos esta Iglesia particular de Iztapalapa, la engalanemos, y al final de nuestros días, la presentemos pura, santa, inmaculada, enjoyada y embellecida ante su divino Esposo. Que así sea”.
Estas palabras arrebataron a todos los presentes en la Catedral de Iztapalapa -entre ellos una veintena de obispos- una prolongada lluvia de aplausos hacia quien a partir de hoy se convierte en el segundo obispo de esa Iglesia particular, después del obispo Jesús Antonio Lerma Nolasco, a quien en agosto de este año el papa Francisco le aceptara su renuncia por cuestiones de edad.
Con territorio desmembrado de la Arquidiócesis de México, la Diócesis de Iztapalapa fue creada por su santidad el papa Francisco el 28 de septiembre de 2019, y erigida canónicamente el 4 de noviembre del mismo año.
Jorge Cuapio explicó que si bien esta Iglesia particular es joven, no se puede crecer sin conciencia del pasado, sin valorar las profundas raíces sobre las que está sólidamente fundada. Destacó la riqueza de las culturas ancestrales y la rica tradición de la primera evangelización continuada por obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos que, “poniendo en común sus dones y carismas, gestaron en el pasado y hoy edifican esta pequeña niña que es nuestra diócesis de Iztapalapa”.
Sin mencionarlo pero en clara alusión a las críticas que recibió en su momento el cardenal Carlos Aguiar Retes por encabezar la iniciativa de la creación de tres nuevas diócesis desprendidas del territorio de la Arquidiócesis de México, Cuapio Bautista llamó a pedir a Dios “que nos libre de la miopía que nos impide ver que nuestra Diócesis de Iztapalapa como fruto de la fecundidad del Espíritu Santo, y nos lleva a reducirla a decisiones simplemente humanas”.
“Supliquémosle también que nos dé un corazón agradecido con aquellas personas que, con la misma obediencia de la Inmaculada Virgen María, colaboraron para que sea una realidad este acontecimiento de gracia”, añadió.
En este sentido, agradeció de manera particular a los últimos tres arzobispos de México que vislumbraron la posibilidad de hacer de Iztapalapa una diócesis: a monseñor Ernesto Corripio Ahumada, quien en su tiempo contempló el crecimiento de la Arquidiócesis de México; al cardenal Norberto Rivera que creó las vicarías episcopales, preparando así la nueva diócesis, y al cardenal Carlos Aguiar Retes, que presentó la iniciativa al papa Francisco.
Por su parte, Jesús Antonio Lerma Nolasco, quien si bien durante ocho años fue vicario episcopal de la VII Vicaría Episcopal (ahora Diócesis de Iztapalapa), sólo cuatro meses pudo llevar a cabo su ministerio como obispo de forma presencial, pues la pandemia de Covid-19 lo obligó a trabajar de forma confinada.
Pero aún con la pandemia –dijo– se inició la organización de la diócesis y se brindó la formación a los seminaristas. “A pesar de esas circunstancias fuimos caminando, organizando todos los consejos, las pastorales, para comenzar a caminar. Hay que tener en cuenta el antecedente de la VII Vicaría, en donde ya se tenían las pastorales y consejos organizados.
Lerma Nolasco dijo a Cuapio Bautista que entregaba un presbiterado unido, hermanado, así como congregaciones religiosas bien integradas a la labor pastoral. “Hoy te entrego esta niña que necesita crecer, alimentarse; y también te entrego a las religiosas ya organizadas y a los fieles laicos que no dejaron de buscar la forma de seguir trabajando. Esta es la diócesis que te entrego, y tengo confianza en que, con la ayuda de Dios y la Virgen María, tú seguirás empujando para que esta niña crezca”.
Por su parte, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, recordó que la Diócesis de Iztapalapa, así como Azcapotzalco y Xochimilco, son parte de la Provincia Eclesiástica de México, que ya cuenta con servicios coordinados “pero podemos crecer más para consolidar las estructuras y, como nos pide el papa Francisco, realizar este proceso sinodal con todas las diócesis“.