Francisco lamenta en su catequesis, centrada en la libertad cristiana, que la Iglesia en ocasiones “no renunciara ni siquiera a la violencia” para hacer que prevaleciera “su propio punto de vista”
“¡Cuántos errores se han realizado en la historia de la evangelización queriendo imponer un solo modelo cultural!” En la audiencia general que presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco entonó un ‘mea culpa’ porque, en ocasiones, el cristianismo “no ha renunciado ni siquiera a la violencia” a la hora de hacer “que prevalezca su propio punto de vista”. Puso como ejemplo más evidente las guerras de religión, que supusieron que la Iglesia se privara “de la riqueza de muchas expresiones locales que llevan consigo la tradición cultural de enteras poblaciones”.
Esa situación es “exactamente lo contrario de la libertad cristiana”, dijo el Papa en su catequesis, que estuvo dedicada al núcleo central de la libertad mostrado por san Pablo en la Carta a los Gálatas: “el hecho de que, con la muerte y resurrección de Jesucristo, hemos sido liberados de la esclavitud del pecado y de la muerte”. A san Pablo lo atacaban por plantear aquella novedad, acusándole de tomar esa posición por “oportunismo pastoral”.
Haciendo un paralelismo implícito con las críticas que recibe él mismo de parte de algunos sectores eclesiales, el Papa dijo que “la historia se repite hoy” por la posición “de los fundamentalistas”. “Como se ve, la crítica en relación con toda novedad evangélica no es solo de nuestros días, sino que tiene una larga historia a las espaldas”, advirtió.
Tras recordar que el término ‘católico‘ significa universal, lo que implica que la Iglesia tiene en su propia naturaleza “la apertura a todos los pueblos y las culturas de todo tiempo”, Francisco señaló que los cristianos “estamos llamados a anunciar el Evangelio en este momento histórico de gran cambio cultural”, por lo que toca adaptar la manera de comunicar el mensaje a los lenguajes contemporáneos.
“Si pretendiéramos hablar de la fe como se hacía en los siglos pasados, correríamos el riesgo de no ser comprendidos por las nuevas generaciones. La libertad de la fe cristiana no indica una visión estática de la vida y de la cultura, sino dinámica, una visión dinámica de la tradición”, explicó Jorge Mario Bergoglio.