Francisco ha hecho 11 peticiones y 2 propuestas para el mundo postcovid en el IV Encuentro Mundial de los Movimientos Populares
El Papa ha enviado un videomensaje a los participantes en la segunda sesión del IV Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, que se ha celebrado hoy online. En él, tras analizar los principales problemas a los que se enfrenta el mundo, ha hecho dos propuestas: que todas las personas tengan acceso a un “ingreso básico o salario universal” y la reducción de la jornada laboral.
Para el Papa, la primera de las propuestas permitiría que “cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida”. “Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos”, ha explicado Francisco, “y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con la equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente para la clase media”.
Por otra parte, la reducción de la jornada laboral es, para Francisco, “otra posibilidad” que hay que analizar “seriamente”. “En el siglo XIX los obreros trabajaban doce, catorce, dieciséis horas por día. Cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían. Entonces, insisto, trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia”, ha explicado, aseverando que “no puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo”.
Del mismo modo, el Papa ha remarcado que “considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen”. Sin embargo, “quería mencionarlas porque son medidas posibles y marcarían un cambio positivo de orientación”.
“Ustedes son poetas sociales, porque tienen la capacidad y el coraje de crear esperanza allí donde sólo aparece descarte y exclusión”, ha dicho Francisco. “¿Saben lo que me viene a la mente a mí ahora, junto a los movimientos populares, cuando pienso en el Buen Samaritano? Las protestas por la muerte de George Floyd. Está claro que este tipo de reacciones contra la injusticia social, racial o machista pueden ser manipuladas o instrumentadas para maquinaciones políticas y cosas por el estilo; pero lo esencial es que ahí, en esa manifestación contra esa muerte, estaba el samaritano colectivo”, ha recordado.
Acto seguido, el Papa ha señalado que “Jesús, cuando nos ofreció el protocolo con el cual seremos juzgados —Mateo 25—, nos dijo que la salvación estaba en cuidar de los hambrientos, los enfermos, los presos, los extranjeros, en definitiva, en reconocerlo y servirlo a Él en toda la humanidad sufriente“. Por ello, si bien “el cambio personal es necesario”, es imprescindible también “ajustar nuestros modelos socio-económicos para que tengan rostro humano, porque tantos modelos lo han perdido”. Así, Francisco ha comenzado con sus 12 peticiones para el mundo, especialmente después de la pandemia.
1. Liberar las patentes de la vacuna contra el Covid-19
“A los grandes laboratorios, que liberen las patentes. Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados”.
2. Condonar las deudas de los países pobres
“Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos”.
3. Acabar con la destrucción del medio ambiente
Quiero pedirles en nombre de Dios a las grandes corporaciones extractivas que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos.
4. Asegurar el acceso a los alimentos
Quiero pedirles en nombre de Dios a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento.
5. Fin de las armas
Quiero pedirles en nombre de Dios a los fabricantes y traficantes de armas que cesen totalmente su actividad, una actividad que fomenta la violencia y la guerra, y muchas veces en el marco de juegos geopolíticos que cuestan millones de vidas y de desplazamientos.
6. Contra el odio y las fakes news en las redes
“Quiero pedirles en nombre de Dios a los gigantes de la tecnología que dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas, para obtener ganancias, sin considerar cómo aumentan los discursos de odio, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas, la manipulación política”.
7. Acceso a la educación
“Quiero pedirles en nombre de Dios a los gigantes de las telecomunicaciones que liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse en contextos de cuarentena”.
8. El fin de la post-verdad
“Quiero pedirles en nombre de Dios a los medios de comunicación que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio, que busquen contribuir a la fraternidad humana y a la empatía con los más vulnerados”.
9. No al neocolonialismo
“Quiero pedirles en nombre de Dios a los países poderosos que cesen las agresiones, bloqueos, sanciones unilaterales contra cualquier país en cualquier lugar de la tierra. No al neocolonialismo. Los conflictos deben resolverse en instancias multilaterales como las Naciones Unidas. Ya hemos visto cómo terminan las intervenciones, invasiones y ocupaciones unilaterales; aunque se hagan bajo los más nobles motivos o ropajes”.
10. Buena política
“A los gobiernos en general, a los políticos de todos los partidos quiero pedirles, junto a los pobres de la tierra, que representen a sus pueblos y trabajen por el bien común”.
11. Paz desde las religiones
“Quiero pedir también a todos los líderes religiosos que nunca usemos el nombre de Dios para fomentar guerras ni golpes de Estado. Estemos junto a los pueblos, a los trabajadores, a los humildes y luchemos junto a ellos para que el desarrollo humano integral sea una realidad. Tendamos puentes de amor para que la voz de la periferia con sus llantos, pero también con su canto y también con su alegría, no provoque miedo sino empatía en el resto de la sociedad”.