La periodista Ana Iris Simón está convencida de que el hecho de que las Iglesias estén vacías “tiene que ver con que no nos afiliemos a sindicatos”. Así lo manifestó la joven manchega en una mesa redonda en la que participó en Encuentro Madrid, el foro promovido por Comunión y Liberación que se celebra este fin de semana. Simón compartió coloquio con el consultor político y gestor Antonio García Maldonado.
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Simón apuntó cómo “cualquier tejido social que tenga vínculos fuertes tiene que ver también con lo religioso y lo trascendente”. Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, esta joven saltó al mundo mediático al participar como ponente en un acto sobre el mundo rural con el presidente del Gobierno. Ahora, su primer libro ‘Feria’ se ha convertido en un fenómeno editorial del año.
Búsqueda de sentido
“Hemos abandonado la búsqueda de sentido del mundo”, alertó Simón, que cuestionó que la evolución y el progreso, desde una lectura materialista de la realidad, puedan interpretarse de una forma lineal y ascendente. “Cuando nos afrontamos a un precipicio, quizá lo más inteligente sea dar dos pasos para atrás como sugería Lewis”, advirtió.
En esta misma línea, comentó que “cuando se mata a Dios surgen otros muchos diosecillos, como el consumo, el gimnasio, la astrología, las redes sociales…”. A partir de ahí, sugirió que este es el punto de partida para que nazcan “nuevas religiones de sustitución”.
El sentido de la familia
Para la comunicadora, “no puede existir un individuo aislado, todos necesitamos de una madre, la familia tiene sentido por sí misma, no se define desde el fracaso del estado”. “Necesitamos que alguien nos enseñe hablar, la cultura, los lugares compartidos”, comentó.
Es más, Simón apuntó que “la concepción de la Virgen que tengo ahora que soy madre es muy diferente, igual que ahora entiendo a mi madre, a mi abuela. Es importante que podamos hablar desde la propia experiencia, sin hacer de menos la del otro”.
Jóvenes infantilizados
Lejos de quedarse en discursos abstractos, también denunció las dificultades que hoy encuentran los jóvenes para una verdadera emancipación, a la par que reconoció que las nuevas generaciones, de alguna manera, viven “infantilizados”. “Hay amigos míos que no tienen ingresos ni siquiera para invitar a una chica a cenar”, añadió, criticando, por tanto, la imposibilidad de poder pagar un alquiler o una etiqueta.
Por su parte, García Maldonado expuso que “la pandemia nos ha recordado que antes de seres políticos o religiosos somos biológicos: mi idea de trascendencia me la aporta mi hijo, mi descendencia”. “Nuestra generación tiene que empezar a admitir que el ritmo y el rumbo son equivocados. Es decir, el malestar que vivimos muchas veces se tacha con unas etiquetas tan fáciles que niegan el debate cuando habría que tratar de pararse a pensar”, consideró.