El patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, cree que “todos nosotros, la comunidad internacional, los israelíes y palestinos, tenemos el deber de tomar en serio la situación de Gaza porque es una bomba de relojería, no puedes tener a esta población encerrada así”. El religioso franciscano participó ayer en la clausura del Encuentro Madrid, el foro de diálogo que organiza anualmente Comunión y Liberación.
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Pizzaballa abordó las posibles salidas al enfrentamiento entre israelíes y palestinos. “No podemos esperar un cambio revolucionario y dramático en la vida de este país, es un gobierno de unidad”, reflexionó en torno al actual cambio del poder ejecutivo que ha acabado con la era Netanyahu. “Hay algún elemento de novedad. Por ejemplo, es la primera vez que en un gobierno israelí hay un partido árabe”, apreció el religioso.
A través de una entrevista mantenida con el director editorial de Cope, Pizzaballa reconoció que en Tierra Santa “los cristianos somos una minoría. Tu modo de pensar, no solo no es el único, sino que ni siquiera es bienvenido ni escuchado, ni querido y muy a menudo desafiado”. Aun así confesó que “la ciudad de Jerusalén es inclusiva, no exclusiva. Tiene una naturaleza identitaria inclusiva, donde todos los pueblos y todas las naciones y todas las confesiones puedan sentirse en su casa”.
Reconsiderar mi fe
Para este testigo privilegiado de la compleja realidad de Israel, este contexto “me ha obligado a revisar, no solo mi vocación, sino también a reconsiderar mi fe en un contexto interreligioso, económico, en el que hay tantas preguntas y sospechas”. En este sentido, puso en valor cómo los judíos “me han ayudado muchísimo”.
“Esta es una tierra muy cansada de conflictos, no solo políticos, porque la mentalidad de la violencia y del antagonismo acaba convirtiéndose en una cultura, en una manera de relacionarse”, admitió. Frente a esto, el patriarca hizo un llamamiento a salir de esta espiral “de contradicciones”.